Antonio Michel Guardiola

Defendiendo el voto en el extranjero

ARISTAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Hace unos días recibí un correo electrónico por parte del Instituto Nacional Electoral (INE), en el que se me informó que mi solicitud para ejercer el voto desde el extranjero había sido rechazada. Empecé a preguntar a familiares y amigos, quienes obtuvieron la misma notificación. 

Soy una de las casi 40 mil personas a las que negaron la posibilidad para poder votar desde el extranjero en las elecciones de 2024. Siempre habrá irregularidades y errores en las solicitudes, pero esta cifra dista de parecer una casualidad. El voto en el extranjero en las últimas dos elecciones ha apoyado a la oposición.

Desde la instauración del voto en el extranjero, en 2006, el número de personas registradas en la lista nominal ha subido. De acuerdo con las declaraciones del INE de la semana pasada, hubo un aumento en el número de ciudadanos mexicanos que intentaron registrarse para la edición de 2024, llegando a 187 mil. En esa misma conferencia de prensa, se anunció que 39,724 casos habían resultado improcedentes, por lo que 1 de cada 5 personas registradas ha sido rechazada. El consejero electoral Arturo Castillo reiteró que nadie será excluido; sin embargo, las soluciones ofrecidas no coinciden con la información en la notificación de rechazo, ya que no señala qué hacer para resolver la situación para poder ejercer el voto.

Una posible explicación es que las preferencias del voto en el extranjero no han favorecido al partido en el poder. En 2012, el voto en el exterior apoyó a Josefina Vázquez Mota con el 42% de los votos, contra 15.6% de Peña Nieto. En 2018, de los 98 mil votos, 63 mil (64%) fueron para AMLO, quien en ese momento era oposición. Las recientes encuestas señalan que la población mexicana en el extranjero no está contenta con el gobierno actual. El incremento de las remesas tiene también que ver con la desconfianza y la preocupación hacia la situación presente en México. Quizá en esta ocasión, Morena no recogería la mayoría de los votos en esta modalidad.

Una de las opciones es asistir físicamente a las representaciones de México en el exterior el día de la elección para votar. No obstante, sólo asignarán 1,500 boletas a cada representación en el exterior. Cuesta creer que el universo potencial de votantes en el extranjero, que rebasa los 15 millones, alcance a participar con ese número de boletas. Encima, quienes tuvimos el interés desde un inicio y nos registramos, somos excluidos sin una explicación detallada ni una solución viable.

Hay que destacar que no sólo es por la desafección política y la baja participación que ha caracterizado al voto en el exterior desde su inicio. En 2006, participaron 32 mil de 4.6 millones; en 2012, sólo 40 mil. Tras la reforma de 2014, este número aumentó en 2018 en 140%, pero seguía siendo ínfimo ante el universo de 17.5 millones. En 2024, 187 mil es un incremento, pero permanece una representación diminuta del universo de votantes potenciales.

Es deber del Gobierno incentivar la participación ciudadana de sus connacionales en todo el mundo. La apatía se combate con la inclusión y la motivación. Quizá no haga mucha diferencia en los números globales de la elección. Si fueran aprobadas las solicitudes en su totalidad, de todas maneras, apenas nos acercaríamos a 200 mil, pero quizá sea ése el número que le da miedo al Presidente, pues recordemos que en 2006 perdió por 236 mil votos.