Desde hace diez días, al amanecer, estudiantes, padres de familia y maestros se alinean sobre la reja de la Escuela Normal Experimental de Acaponeta, Nayarit. Algunos mueven sillas y escritorios para hacer más difícil el acceso al plantel y se alistan para defender la escuela ante una eventual incursión de la policía en busca de detener a profesores y procesarlos por ir contra una nueva ley patrocinada por el gobernador Miguel Ángel Navarro.
Las cosas comienzan a tornarse difíciles. Los alumnos están tranquilos pero ya hablan con líderes de la Normal Rural “Raúl Isidro burgos” de Ayotzinapa, con las otras normales del estado, con las de Sinaloa, Jalisco y Estado de México y con estudiantes de escuelas de la UNAM, el IPN y la UAM; al mismo tiempo definen protocolos por si alguno de ellos es detenido, por si la policía los reprime, por si hay provocadores… comienzan a prepararse para un largo conflicto.
Este columnista visitó la Normal Experimental de Acaponeta el pasado viernes. Se trata de una pequeña escuela de educación superior apenas 400 estudiantes pero que a lo largo de 45 años ha dotado con más de 4 mil maestros a zonas marginadas, indígenas y rurales de Nayarit, Sinaloa y Jalisco.
Entró en paro el 8 de julio pasado, luego de que funcionarios del sistema educativo estatal, acompañados por gente armada, notificaron al director Daniel Jiménez, su destitución, tras 45 años de liderazgo y de haber formado 41 generaciones de maestros normalistas. Esta acción detonó la reacción de la comunidad pues dicen alumnos y docentes que en lugar de reconocer su labor lo acosaron y amenazaron con meterlo a la cárcel.
De acuerdo con los estudiantes, están listos para conocer la experiencia de lucha de la Rural de Ayotzinapa y eventualmente poner ese aprendizaje en marcha a lo largo de todo Nayarit. Esto muestra que el conflicto parece no tener una salida cercana. Las dos principales figuras políticas del estado intentaron desactivar el tema y fracasaron.
Por la noche el gobernador Navarro se apersonó en la reja del plantel pero se quedó sin argumentos, callado, inmóvil cuando los alumnos le recriminaron su imposición y falta de reconocimiento al director. Cuando se iba, a gritos, los alumnos y el mandatario acordaron reunirse mañana a mediodía.
El pasado viernes, el plantel cumplió una semana tomado por su propia comunidad. Ahí María, estudiante de último año explicó a este columnista que al destituir al director Jiménez su proceso se titulación se retrasará seis meses y no podrá concursar por una plaza para iniciar su vida profesional. Ese es su argumento central.
Este plantel que opera con tres secretarias, 29 maestros, un responsable de consejos escolar y otro de recurso materiales y dos coordinadores de carrera, una para la Licenciatura de Educación Primaria y otra para la Licenciatura de Educación Preescolar, recibe principalmente recursos federales y un mínimo de recursos estatales.
Los estudiantes se ven molestos, decepcionados. “Aquí vinieron a pedir el voto para el doctor Navarro, y nos organizamos y lo apoyamos porque creíamos que era necesario un cambio para Nayarit, y al final crean una ley que no sólo le pega a los maestros, médicos y funcionarios al servicio del estado, nos va a pegar a nosotros cuando iniciemos”, comenta Omar.
Laura, docente del plantel, detalla que los derechos laborales que han alcanzado los trabajadores al servicio del estado de Nayarit se merman con la “Ley Navarro” y que llega a los absurdos de que si el gobierno no tiene dinero simplemente les dejaría de pagar o les reduciría su salario a la mitad. Con este contexto las cosas parecen empeorar.
El gobierno advierte que se tiene que terminar con cacicazgos como el del director Jiménez y terminar con “pillos” que desde el SNTE han impuesto sus condiciones sobre el magisterio nayarita.
A sus 82 años y tras trabajar con ocho diferentes gobernadores, el director Jiménez responde: “han sido 45 años de estar al frente de 41 generaciones, de apoyar a alumnos de escasos recursos, a indígenas, de lograr que coman todos los días, que se incorporen a la vida laboral, de ayudarles con sus trámites para que tengan IMSS, para que los muchachos sigan adelante. Tenemos solvencia moral, honestidad y nuestra función es dignificar a los maestros de Nayarit”.
RADAR
A casi 10 meses de haber iniciado su gestión el gobernador Miguel Ángel Navarro tiene varios frentes de batalla abiertos con actores políticos, económicos y sociales, entre ellos hoteleros -a Nuevo Vallarta le cambió el nombre por Nuevo Nararit además de que aumentó el impuesto al hospedaje sin garantizarle retorno al sector-; con mineros al cerrar una mina con argumentos ecológicos beneficiando a la pareja de una de sus principales operadoras políticas; con pescadores, maestros, burócratas, médicos.
