El desgaste de Morena, ¿hasta dónde?

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Javier Solórzano Zinser
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El 2 de junio sabremos qué tanto los electores le van a pasar la cuenta a los gobiernos morenistas.

Elecciones recientes han demostrado que no necesariamente buenos o malos gobiernos determinan el voto ciudadano. Hace algunos años uno de los mejores gobernadores evaluados era el del PRI en Querétaro. Sin embargo, poco importó a los votantes quienes le dieron el triunfo al PAN, partido que  sigue en el poder.

Cada estado trae su propia dinámica, pero a pesar de casos como el referido, la ciudadanía, en un buen número de casos, se acaba pasando la cuenta en función de cómo les fue a los ciudadanos.

Morena con la gran cantidad de gubernaturas que tiene está bajo la dinámica en que los ciudadanos lo evalúen y consideren la continuidad. En el llamado ranking de popularidad de los gobernadores varios del oficialismo están en los últimos lugares, señaladamente personajes como Cuauhtémoc Blanco.

En Morelos, según da a conocer ayer La Razón, la tendencia favorable a Morena se está revirtiendo. Sin perder de vista que faltan varias semanas para la elección, la candidata de la oposición ha ido escalando en el estado lo que se puede deber al desgaste del gobernador sin soslayar sus virtudes que desde que estaba en Morena eran reconocidas.

Las y los gobernadores del oficialismo en muchos casos siguen el libreto del inquilino de Palacio Nacional. La diferencia es que no es lo mismo ser quien encabeza el país con los altos niveles de popularidad y con una política propia que imitar al Presidente, lo cual en muchos casos se vuelve un lamentable remedo.

No somos de la idea de que Morena pueda perder. Más bien lo que pudiera pasar es que su triunfo pudiera ser menos holgado de lo que presumen en el oficialismo. La razón está en que el desgaste en el uso del poder los ha expuesto y no han tenido salidas propias para enfrentar escenarios que cada vez se van agudizando más.

La violencia se puede convertir en un factor clave en la decisión electoral. Hechos como los que se han suscitado estos días en Sinaloa, San Luis Potosí, Chiapas, Veracruz y Tabasco, estados gobernados por Morena, se van convirtiendo en una incógnita porque no queda claro si los electores le darán continuidad en las elecciones para gobernador, congreso local y presidencias municipales al oficialismo.

Morena mantiene un elemento clave: la esperanza y al Presidente. Si los resortes ciudadanos mantienen estos elementos como eje de su decisión muchos estados que están pasando por problemas graves acabarán en la continuidad.

Es un enigma lo que pasa por la cabeza de millones de ciudadanos, porque con todo y la adversidad que enfrentan, siguen teniendo como un eje y guía al Presidente a pesar de que hagan una evaluación crítica, en general. de su gobernabilidad.

Sin duda los programas sociales son uno de los grandes ejes electorales. Muchos ciudadanos los arropan por obvias razones pasando a segundo plano que muchos de ellos ya estaban entre nosotros desde antes de este sexenio.

Lo que se ha hecho es reescribir algunas historias que le han permitido al Presidente capacidad de maniobra como para mantener un alto nivel de popularidad y la esperanza, además de que ha construido una narrativa estratégica: primero los pobres.

Si nos atenemos a mucho de lo que sucede, uno imaginaría que en varios estados en donde habrá elección para gobernador deberán ser procesos realmente parejos. Sin embargo, juegan otros factores, la memoria es efímera y mucha gente sigue teniendo al Presidente como su referente para la continuidad.

¿Hasta dónde llegará el desgaste de Morena?… ya lo veremos.

RESQUICIOS.

No tiene sentido hacer escarnio del descarrilamiento del Tren Maya. Es un serio aviso de lo que pudiera pasar si es que las condiciones de su construcción no están en los parámetros. Pensar que lo descarrilaron no deja de ser una respuesta propia de estos años. Si así hubiera sido presumimos que lo pueden demostrar más que usarlo como pretexto o cantaleta.