Montserrat Salomón

Acción climática: crisis olvidada

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Hace unos años la emergencia climática era uno de los principales temas en la agenda internacional. A las estrategias para luchar contra el calentamiento global se le daba prioridad incluso en contra de los intereses inmediatos en el marco económico. Sin embargo, las propuestas se quedaron en la mesa porque siempre faltaba un paso para lograrlas. Faltó voluntad política, faltó decisión.

En este escenario surgió la nueva variante del coronavirus que pronto se convirtió en una pandemia que llenó de muerte y pánico al planeta entero. Las prioridades cambiaron y el mundo se abocó a luchar con todos los recursos a la mano contra este esquivo enemigo que aún hoy sigue siendo el protagonista de los titulares noticiosos. La agenda climática quedó relegada una vez más.

Por si fuera poco, la invasión de Rusia a Ucrania desató una serie de desequilibrios económicos al presionar el mercado de granos y de energéticos en un mundo altamente interdependiente. La inflación se volvió un tema recurrente en los países y bolsillos de millones de personas. La economía ha empezado a sufrir y, con ella, los políticos se han puesto en alerta máxima para luchar por su continuidad. Una vez más, la emergencia climática pasó a ser una preocupación en pausa.

Es comprensible que una emergencia sanitaria acompañada de una crisis económica nos ponga de cabeza. Los recursos que se han invertido en la lucha contra el Covid-19 y la escasez de productos y los fenómenos inflacionarios nos han hecho levantar los cercos sanitarios, arriesgar la salud y salir a reactivar nuestras sociedades de consumo. Sin embargo, estamos pasando por alto el tema climático que parecería menos urgente, pero que tiene consecuencias más devastadoras que la misma pandemia.

El calentamiento global también mata y destroza la economía. Estamos viviendo, nuevamente, sequías y temperaturas récord; incendios incontenibles; inundaciones súbitas; escasez de alimentos y millones de personas desplazadas. Todo esto a causa de fenómenos naturales relacionados con el cambio climático que, poco a poco, sigue su inexorable avance mientras miramos a temas emergentes y dejamos de actuar con decisión ante el reto más importante que tiene nuestra generación para proteger el futuro de la humanidad.

Nos hace falta sentido de urgencia. Las elecciones son importantes, también lo es la guerra y la pandemia, pero la salud del planeta es vital. La crisis humanitaria que está por venir es mucho mayor de lo que hemos visto en los últimos tres años. Es momento de hacer espacio en las agendas políticas para reactivar los compromisos necesarios para paliar la catástrofe que ya estamos viviendo. No podemos mirar para otro lado, ya no. Es ahora o nunca.