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¡Disfruten lo comprado!

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

“Cómo se logró la mayoría sí es importante, pero también hay que ver el beneficio que va a significar para el futuro de nuestro país”, dijo el Presidente López Obrador sobre la aprobación de la reforma judicial en el Senado. En otras palabras, el fin justifica los medios. Se torcieron reglas del juego limpio y se sacrificaron valores como la honestidad y la ausencia de componendas. ¡Disfruten lo comprado!

Ante cualquier error de la 4T, los opositores les restriegan en la cara a los electores: “¡Disfruten lo votado!”. “¡Pues sí lo estamos disfrutando!”, reviran los morenistas, maliciosos. ¡Disfruten lo comprado!, digo yo. Cuando la voluntad popular es reemplazada por la subasta de legisladores para alcanzar la votación. Cuando se obtiene la traición y se coloca como segunda fuerza política a los mercaderes, a partidos que son negocios familiares. Cuando un senador es alejado del recinto senatorial mediante una “oportuna” detención a su padre. Cuando 4 de 45 senadores opositores son cooptados, ¡Disfruten lo comprado!

Si un senador entrega su voto a cambio de la promesa de impunidad para él o para su familia, lo que se estaría ensuciando no es sólo su conciencia, sino las virtudes colectivas que supuestamente iban a ser promovidas con la Cartilla Moral. Transacciones que no sólo manchan el traje de los legisladores tránsfugas, sino la educación moral de millones de mexicanos. Lección performativa para los niños: traiciona, miente, roba. El fin justifica los medios. La política es el tianguis de la impunidad y de los favores, donde el precio de la conciencia se tasa en votos.

¿Y ahora? Si la controvertida reforma judicial es supuestamente un intento de equilibrar el mérito (responsabilidad de los comités de pre-selección) y la legitimidad democrática (responsabilidad del electorado), es esencial demostrar fehacientemente, desde ahora, que se puede lograr y que el fondo no es un golpe a la República.

Los reformadores están obligados a lograr lo prometido, no sólo balancear méritos y democracia, sino garantizar la estabilidad económica y política, acabando con bravuconadas chavistas. Para mitigar el pecado original que acompaña a estas enmiendas tienen que difundir información transparente sobre el proceso de implementación y sobre las salvaguardas de la independencia judicial. Claudia Sheinbaum debe comprometerse a que existan controles y contrapesos sólidos para evitar que Morena se apropie para sí de las candidaturas. Pero los discursos partidistas de las ministras Lenia Batres y Loretta Ortiz no van en esa dirección.

Se debe conseguir la validación internacional, convencer a instituciones respetadas, a la relatora de la ONU, por ejemplo. Habrá que acompañar la aplanadora legislativa con medidas que respondan con cordialidad a estudiantes de derecho y socios comerciales. Una sensibilidad mínima hacia los derrotados brindaría tranquilidad a todo el país y ayudaría a contrarrestar los riesgos, muy reales, de la reforma.

Por eso, ¡disfruten lo comprado, pero ahora demuestren con hechos que, a diferencia de los cuestionables medios que emplearon, el fin era realmente legítimo!