Unos adidas por Melanie y Alfaro para 2024

En la ciudad de la furia, el Gobierno de la CDMX se disculpó por la agresión de la que fue víctima el viernes en Polanco la joven Melanie, pateada y pisada por policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Lo hizo entregándole a un centenar de encapuchades, calles para robar y apedrear lo que les viniera en gana, todo con garantía de no ser molestados.

Por derivación lógica y frente a la dicotomía presidencial de “conmigo o contra mi”, la autoridad en la capital del país opta por estar a favor de la libertad, la que sea, libertad para protestar y disentir —faltaba más— pero también para delinquir, para irrespetar la infraestructura y patrimonio cultural de su ciudad apenas como justa compensación por la mala conducta de unos policías. Libertad para robar chescos, choco-roles, chelas y varios adidas in memoriam del abuso contra Melanie.

Licencia extensiva de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, para que vándalos, delincuentes y criminales actúen con una certeza; la policía en CDMX tiene restricciones operativas y políticas que los ponen contra la pared de inicio para inhibir delitos, su quehacer conlleva riesgos judiciales y administrativos por la tolerancia que a anarcos y pillos da ventaja infinita.

Mala noticia para los millones que en la legalidad viven y sobreviven, pésimo incentivo para policías que ven en su profesionalización, una utopía. La realidad y los intereses políticos provocan expresiones distorsionadas, rabia y alevosía sin ton ni son. En la jerarquía social, los agentes de la ley y el orden no encuentran la razón para ser mejores.

Alfaro 2024. En el país la polarización se construye igual que se barren las escaleras, de arriba para abajo. El pleito entre el Presidente López Obrador y el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, tiene su real contexto en la sucesión presidencial en 2024.

Y es que cuando todo gira alrededor de un todopoderoso actor político, cualquier opositor posible o potencial candidato es y será blanco de la ofensiva morena. Su capacidad de fuego inhibe la oposición articulada a través de liderazgos claros y robustos.

Se equivocó Enrique Alfaro al imponer medidas sanitarias confiando en unas poco confiables policías municipales, responsables de hacer cumplir algo tan subjetivo como el uso de un cubrebocas que ni el Presidente se coloca, y todo para no significarse por la permisividad que a AMLO encanta; confiar en el pueblo y sus bondades endémicas en un México que sueña ajeno a violencia y corrupción enquistadas.

Alfaro como otros hicieron, pide lo den por muerto para 2024, sin embargo, el gobernador queda frente a una disyuntiva impostergable, o se posiciona como opositor racional a la 4T o se pliega bajo el manto de un Presidente indispuesto al debate, a la pluralidad y riqueza de ideas; con él ya lo dijo, o apoyo sin regateos o se está en contra de toda virtud humana y política patentadas por la 4T como reductos exclusivos.