Desde el 1 de marzo (fecha cercana a la activación de la emergencia sanitaria) hasta el 30 de agosto de 2020, en los tres zoológicos de la CDMX —Chapultepec, Aragón y Los Coyotes—, murieron 184 animales; es decir, en promedio casi 37 por mes o más de uno al día, según informó la Secretaría del Medio Ambiente en una solicitud de información vía Infomex.
El listado es variado: hay 14 antílopes de diferentes tipos, 34 ajolotes y cinco lémures. Además, hay guacamayas, titís, una gruya, pericos, murciélagos y lagartos. Y entre los más emblemáticos está un cocodrilo, un león y, quizá el más querido por los visitantes, una jirafa.
Chacho, la única jirafa macho reproductor del zoológico de Chapultepec murió el pasado 23 de junio, en plena contingencia sanitaria por Covid-19. La causa, “choque neurogénico por luxación atlantoaxoidea”, en términos llanos, una lesión en la médula espinal. Este ejemplar tenía nueve años, apenas un tercio de la esperanza de vida de las jirafas, que pueden existir hasta 25 años o hasta 35 en cautiverio, como era su caso.
También destaca la muerte de 31 teporingos en los tres zoológicos. Los llamados conejos de los volcanes están en peligro de extinción y sólo viven en las laderas de cuatro volcanes extintos.
En 2019 fueron 511, principalmente teporingos y ajolotes, lo que equivale a 1.4 cada 24 horas; además de que la Sedema aclaró que ninguno de los animales ha tenido alguna muerte o padecimiento relacionado con Covid-19.
Arturo González es veterinario y forma parte del movimiento que rechaza la existencia de zoológicos. Si bien reconoce que los de la CDMX son de los que tienen mejores instalaciones en el país, indica que no dejan de ser insuficientes o no dignos para algunas especies y esto se ha agravado con la emergencia sanitaria.
Afirmó que en el zoológico de Chapultepec se puede ver que, con la pandemia, las condiciones se vuelven peores, “en parte porque no hay un protocolo para supervisar cómo deben ser las instalaciones de los hábitats, lo que existen son simples recomendaciones”.
Como ejemplo, citó el caso del jaguar: en su estancia tiene piletas sin agua y el espacio para nadar es muy pequeño.
Coincidió Diana Valencia, de la organización Abriendo jaulas, abriendo mentes. “Es cierto que las instalaciones se conservan limpias, tanto los pasillos para los visitantes como las áreas verdes, no así los recintos de los animales, que varios de ellos, sobre todo los pesados que requieren cierto tipo de sustratos, viven en concreto porque es más fácil de limpiar. Los animales cuyo hábitat es el agua tienen que permanecer en aguas pestilentes, sucias y turbias; y en esto es preocupante que no haya visitantes, porque si así no limpiaban los estanques, no sé qué pueda suceder ahora que no hay ojos que atestigüen esas condiciones”.
Aunque su esperanza de vida puede extenderse en los zoológicos, bajo los cuidados de especialistas, los animales son propensos a enfermarse y morir, explicó Ernesto Zazueta, presidente de la Asociación Zoológicos Criaderos y Acuarios de México.
En entrevista con La Razón, explicó que en el zoológico de Aragón las bajas de animales han sido incluso menores en proporción con 2019, gracias a nuevos protocolos, para evitar que contraigan cualquier tipo de enfermedad, incluido el Covid-19.
Afirmó que, contrario a lo que dicen varios activistas, los zoológicos tienen un gran papel en la conservación de especies en peligro de extinción.