Comunidad Xixime en la Cueva del Maguey, en Durango. / Foto Especial
Arqueólogos mexicanos confirmaron que antiguos grupos xiximes, en Durango, consumieron carne humana en rituales asociados a la guerra y el ciclo agrícola.
Durante cuatro años se realizó el análisis de 40 huesos humanos encontrados en la Cueva del Maguey, en el municipio de Pueblo Nuevo, en el que se encontró que estos fueron hervidos, lo que revela prácticas de antropofagia como parte de un rito que sólo incluía a xiximes, únicamente se consumían entre ellos.
A partir de los estudios arqueológicos del mencionado ritual, se busca recuperar indicios de los indígenas que habitaron hacia el año 1450, en casas construidas en el interior de cuevas, conocidas como Casas en Acantilado, y cuya cosmovisión se perdió con la llegada de la evangelización. Sin embargo, los únicos documentos existentes sobre esta civilización son cartas entre enviadas entre misioneros europeos que registraron esta actividad inusual entre los xiximes.
Las fuentes históricas que hacen más referencia a este ritual son las cartas anuales que hacían los jesuitas en el siglo XVII, para informar de sus actividades; la más importante es la Carta annua de Hernando de Santarén, que envió en 1604 a sus superiores en México, informándoles de los grupos indígenas que encontraron en la sierra de Durango; el texto fue publicado desde los años 30 del siglo XX.
Al comparar esos textos con la evidencia arqueológica, se ha podido reconstruir el ciclo ritual, lo que significa un logro para entender la consmovisión de ese grupo.
“El ritual se llevaba a cabo para la cosecha, e implicaba la cacería de venado y la elaboración de tamales con el maíz nuevo; después, los xiximes salían a la guerra. Cuando ganaban una batalla solían llevarse el cadáver del enemigo.
“Al regresar a su localidad hacían un ritual muy complejo; cuyo objeto era ‘apropiarse del alma’ del otro, mediante el consumo de su cuerpo”, indicó José Luis Punzo, encargado de las investigaciones.