Era difícil creer lo que le estaba pasando, por primera vez sentía miedo, lo peor, sentía miedo de una mujer, de su mujer. la cabeza le daba vueltas, la loca algo le había puesto en la cerveza, se sentía mareado, débil, indefenso y terriblemente asustado. la escuchaba caminar atrás de él, su taconeo le estaba provocando el inicio de una risa histérica, la escuchaba venir por él, sabía que lo mataría y una parte, una muy pequeña parte de su conciencia, pensaba que quizá lo mereciera.
El muy cobarde había huido, pero no tenía a donde escapar, entre golpiza y golpiza, planeó lo que haría con él, cuando lo haría, como, donde y con qué.
Habían pasado varios meses ya Desde que ese hombre atento, gentil, educado, se transformó en ese ser violento que usaba su fuerza como sustituto de la seguridad y la autoestima que no había recibido cuando era pequeño pero, ni siquiera comprendiéndolo, podría justificar que le hiciera sangrar el labio de un bofetón, que pusiera sombras en sus ojos para cubrir los moretones, que le dolieran las entrañas de las patadas que le propinaba con saña. Aunque lo peor de todo era como le pedía perdón derramando lágrimas sobre su cuerpo mallugado, sobre sus heridas sanguinolentas y ella no pudiera mandarlo al carajo por el dolor y el miedo que sentía.
Las últimas noches había aflojado la soga con que la ataban y si bien quería escapar para no sufrir las golpizas lo primero era dejar de escuchar la canción que él le ponía como una forma de justificar aquello que le hacía “voy a poner cadenas en ti para que no te vayas de mí, voy a cerrar las puertas y así” en qué maldito universo este sujeto había pervertido una canción para justificar su enfermedad.
Una de las rutinas más perversas era que una vez sanada, él la llevaba a donde ella “quisiera” para que lo perdonara, para que le demostrará el hombre perfecto que podía llegar a ser y nunca pudo hacer nada para escapar, cada vez que intentaba hablar las palabras se le atoraban en la garganta, cada vez que intentaba correr las piernas se le engarrotaban, cada vez que intentaba pedir ayuda un sudor frío corría por su espina dorsal y el nudo de la garganta bajaba al estómago y se transformaba en una explosión de pánico concentrado.
lo único que obtenía de esas salidas era una percepción del tiempo y si sus cuentas y su curación le daban, hoy sufriría otra golpiza pero sanaría justo antes de Halloween.
No sabía que le había dado su cuerpo no reaccionaba como debería pero, su razón era tan lúcida como siempre. era aterrador no saberse en control y si bien su rabia era fuego, su miedo era cubeta de agua fría.
en qué momento ella pudo alcanzar un cuchillo no lo sabía, cuando lo había planeado tampoco, pero le quedaba claro que no era circunstancial lo que estaba pasando, cuando ella le dio el primer tajo la sangre brotó a borbotones él intentó gritar y no pudo, intentó correr y apenas se pudo parar, y ahora caminaba como zombie ensangrentado y la ironía era que se mezclaba perfectamente en una calle donde todos simulaban ser monstruos, fantasmas, diablos y por supuesto, zombies ensangrentados y ella también encajaba bien, la mujer con destellos de ira cuchillo en mano goteando sangre de su víctima. bien podría estar gritando y no en silencio tiene así se darían cuenta que lo suyo no era actuación sino consecuencia. ojalá ella hubiera entendido que lo hacía por amor, que no podía permitir que nadie se le acercara, que nadie se la robara, pues sin ella él no podría vivir… Ironía.
No tenía prisa, cada vez que lo alcanzaba le hacía una herida, ver esa sangre hubiera sido un shock para ella hacía unos meses, ahora era simple retribución, ella ya había sangrado mucho por su culpa y si algo tiene una mujer amarrada, encerrada, aislada es mucho tiempo para planear su venganza. Lo irónico es que él la pudo haber matado en soledad y ella lo iba a hacer en público y en ninguno de los 2 casos las personas se hubieran enterado…
Las noticias del 30 de octubre fueron equilibradas, la mala, un hombre asesinado después de una fiesta de Halloween embolsado como mensaje que fue encontrado por los pepenadores del tiradero de basura y donde ellos se justificaron ante los oficiales por la tardanza diciendo que en estas fechas ese tipo de bolsas son las más comunes en los vecindarios fifís, así que no le prestan mucha atención. Por otro lado, hubo una buena noticia, al menos para una familia que había reportado la desaparición de su hija, Irónicamente, apenas unos kilómetros adelante de la tragedia, esta bella dama fue encontrada en el lago, desnuda, temblando de frío, cansada pero feliz por haber escapado de sus secuestradores.