El ciclo Lunario Niños, creado por el Auditorio Nacional con el objetivo de ofrecer propuestas originales e innovadoras para el público infantil, presentó una nueva temporada que incluye dos obras clásicas del repertorio operístico: La Flauta Mágica, de Wolfgang Amadeus Mozart, y La Cenicienta, de Gioachino Rossini.
En conferencia de prensa, el director escénico del proyecto, Rodrigo Caravantes, explicó que la reinterpretación de La Flauta Mágica está inspirada en el manga japonés, con la intención de que las infancias se acerquen a la ópera y ésta sea más atractiva para ellos.
“Nos interesa mucho que los niños conozcan la ópera, se acerquen a la ópera y sea atractiva para ellos, y qué mejor que un tema como la manga japonesa, que los niños actuales lo tienen todos los días, todo el tiempo. Ven este este tipo de imágenes y les parece familiar”, comentó Caravantes.
Y en cuanto a La Cenicienta, la ópera de Rossini presenta una estética inspirada en el art nouveau y el art déco, corrientes artísticas que hacen que se vuelva “muy orgánico y muy atractivo” para niñas y niños, ya que pueden apreciarse en construcciones famosas como el Palacio de Bellas Artes.
La Flauta Mágica cuenta con las voces del tenor Ricardo Estrada, las sopranos Arisbe de la Barrera y Ana Rosalía Ramos, los bajos Carlos Adrián Hernández y Ricardo Ceballos, y el pianista Amaury Ríos. La Cenicienta tiene la participación del tenor Edgar Villanueva, los barítonos Carlos Suárez y Abel Pérez, y las sopranos María Ruvalcaba y Diana Mata.
Al respecto, Cassandra Zoé, directora vocal de ambas producciones, destacó el arduo trabajo con este grupo de cantantes jóvenes para presentar lo que es la ópera hoy en día.
“La ópera ya no es nada más cantantes estáticos, lo que tenemos son cantantes actores, que tienen la facultad de bailar, de actuar, de todo lo que sea necesario para transmitir todas estas emociones”, mencionó.
Y con la finalidad de expresar de la manera más fiel posible las emociones es que ambas óperas se mantienen en sus idiomas originales. En este sentido, Caravantes explicó que pudieron haberse adaptado al español mediante la métrica; sin embargo, decidieron que se conservaran en alemán y en italiano debido a “la emotividad que contienen”.
En este punto coincidió el director musical, Andrés Sarre, quien mencionó que hay una relación entre la música y los textos que hace que sea muy difícil separarlos; incluso, de hacerlo, “a veces queda forzado”.
“Yo pienso que hay una relación tremenda entre la música y los textos, de alguna manera las palabras ya tienen música. A final de cuentas las emociones son lo más importante. Si queda claro el mensaje, la emoción, no le veo tanto sentido que tenga que ser en español”, comentó.
“Aquí estamos hablando de compositores belcantistas, que por la forma en cómo ellos colocaban el texto en todas las figuras musicales era pensando en engrandecer el desarrollo del cantante, vocalmente hablando. Entonces, si nosotros nos ponemos a trabajar en una traducción, no necesariamente iba a ser muy cómodo para los cantantes”, complementó Cassandra Zoé.
La Flauta Mágica contará con funciones el 21 y 28 de julio, a las 13:00 y a las 17:00 horas; mientras que La Cenicienta se presentará el 4 y el 11 de agosto en el mismo horario, ambas en el Lunario del Auditorio Nacional.