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Chihuahua.- Luego de cuatro años de investigación en la Cueva del Maguey, ubicada en la Sierra de Durango, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmaron que los antiguos grupos xiximes consumieron carne humana durante un ritual asociado con la guerra y el ciclo agrícola, descrito en las fuentes etnohistóricas del siglo XVII.
Esta revelación, ha sido dada a conocer hoy, por José Luis Punzo, arqueólogo responsable del Proyecto de Investigación y Conservación de las Casas en Acantilado de dicha cueva, durante el primer día de sesiones de la XIV Conferencia de Arqueología de la Frontera Norte, que se realiza el Museo de las Culturas del Norte, en Paquimé, Chihuahua.
De acuerdo con el especialista, los investigadores concluyeron esta práctica de antropofagia, tras efectuar estudios de antropología física a alrededor de cuatro decenas de huesos humanos, hallados por arqueólogos en esa región, de los cuales, alrededor del 80 por ciento tiene huellas de corte y de haber sido hervidos.
A partir de estos estudios arqueológicos, detalló Punzo, se busca recuperar el testimonio de los indígenas que habitaron el lugar hacia 1450, en casas construidas en el interior de cuevas, conocidas como Casas en Acantilado, y cuya cosmovisión se perdió con la evangelización.
El arqueólogo, comentó además, que esta investigación ha implicado un “ir y venir de la etnohistoria a la arqueología”, que ha permitido establecer un ciclo ritual muy complejo, desarrollado por los xiximes, para la siembra y crecimiento del maíz, y en el que también la cacería de venado era una pieza importante”.
El ritual, señaló, se llevaba a cabo para la cosecha, e implicaba la cacería de venado y la elaboración de tamales con el maíz nuevo. Posteriormente, los xiximes salían a la guerra, a la cual se dedicaban la mitad del año, y cuando ganaban una batalla solían llevarse el cadáver del enemigo.
“Al regresar a su localidad hacían un ritual muy complejo en el que participaba toda la población y cuyo objeto era “apropiarse del alma’ del otro, mediante el consumo de su cuerpo; las partes de mayor valor eran la cabeza y las manos”, señaló el especialista.
Y es que para los xiximes, compartió Punzo, los huesos humanos eran muy importantes, porque les permitían renovar el ciclo del maíz, pues “para volver a sembrar tenían que hacer otro ritual con los huesos de los enemigos, razón por la cual los guardaban".
Lo anterior, dijo, lo hallamos a través de registros minuciosos que han permitido localizar concentraciones mayores de huesos.
Explicó que para esta investigación no ha sido necesario excavar, pues toda la exploración se ha realizado a nivel de superficie para no alterar los contextos, que son únicos.
Previo a esta exploración, dijo, ya se tenía información de esta práctica en lo que hoy es la Sierra de Durango, “sin embargo, no se habían comprobado con evidencias arqueológicas; además de que para la antropología se trata de estudios sumamente delicados, porque la antropofagia suele verse con prejuicio, incluso por los historiadores”, concluyó el especialista.
Cabe mencionar que en la ceremonia inaugural de la XIV Conferencia de Arqueología de la Frontera Norte, estuvo la directora del Centro INAH-Chihuahua, Elsa Rodríguez García; el presidente municipal de Nuevo Casa Grandes, Luis Fernando Cobos, y el coordinador del foro académico, Eduardo Gamboa.
La XIV Conferencia de Arqueología de la Frontera Norte, que se realiza a partir de hoy y hasta mañana, se reúnen más de una decena de especialistas presentarán las actualidades en el estudio arqueológico de la región.
jcs