Ramones / 45: la revolución divertida

A mediados de los años setenta, los Ramones hicieron estallar la escena neoyorquina con la fuerza de sus guitarras, música de alto voltaje sin introducciones ni finales: ofrecían rolas crudas, despojadas de todo lo accesorio. Su propuesta tuvo eco tanto en su país como en el Reino Unido. En 1976 salió su primer disco, Ramones. ¿Cómo luce la trayectoria de la banda, 45 años después de ese álbum decisivo para el ascenso del punk, movimiento contestatario que luego se convirtió en moda?

The Ramones Fuente: rtve.es

45 años después todos los originales están muertos: Joey, Tommy, Dee Dee y Johnny. Y Lemmy. Y Arturo Vega, su director de arte y creador del logotipo manoseado hasta la ignominia. Un Ramón tras otro fueron cayendo en el cumplimiento de su misión: sacar al rock de la barranca y la indulgencia con estamina y actitud. Desmadrar con incursiones rítmicas y ráfagas de sonido al grito de batalla: Hey! Ho! Let’s Go! En ese ataque lanzaron la bomba que explotó a mediados de los años setenta cuya onda expansiva resuena hasta hoy.

“MÁXIMO MINIMALISMO METRONÓMICO”

Así los definió el productor Craig Leon, el hombre clave en la realización de su primer disco, Ramones, lanzado el 23 de abril de 1976. Los grandes grupos suelen tener una deuda sonora con un productor y el cuarteto de Queens no fue la excepción. El talento silvestre de cada Ramón es indiscutible, Craig Leon —el Sam Phillips de Elvis Presley, el George Martin de los Beatles o el Andrew Loog Oldham de los Rolling Stones— canalizó esa energía primigenia para construir un sonido definitorio. Leon los llevó a Sire Records y les consiguió el contrato para grabar un álbum. Luego les hizo un disco clásico en seis días con 6,400 dolaritos y genialidad de alto wattaje.

Craig Leon atinó donde Phil Spector falló, respetó el concepto elemental del grupo y el principio creativo dado por Tommy: concentrarse en la sustancia y eliminar lo innecesario. Para Johnny y Dee Dee, guitarrista y bajista que estudiaron en colegios militares, era el famoso ataque relámpago en cada canción. Así empieza el disco, con “Blitzkrieg Bop”, el llamado a la revuelta. Para Tommy, baterista y coproductor de varios discos, las canciones eran como el oleaje de un tsunami eléctrico que golpeaba, barría con todo y se iba. Leon también tenía su perspectiva, le parecía que cada concierto de Ramones era una pieza espontánea de arte sonoro. Esta suma de visiones musicales dio como resultado un disco que desvió 45 grados el curso del rock a 33 revoluciones por minuto.

DESAFINADOS, COLOCADOS Y DESALIÑADOS

Generaban un trance de sonido en media hora y la idea era encapsular ese momento en el estudio, utilizando las técnicas de grabación de los Beatles que el productor y el grupo idolatraban. Todas esas técnicas se encuentran bien documentadas en El sonido de los Beatles de Geoff Emerick, su ingeniero de sonido. Los Ramones no tocaban solos de guitarra ni de batería. Tampoco introducciones ni finales. Nunca usaron efectos en los instrumentos, puro volumen. Las letras salían disparadas por una voz gangosa en algún extraño idioma pop del radio, la televisión, el cine, los cómics y la calle, filtradas por un humor suicida: historias sobre drogas, armas, novias descabelladas, nazis, asesinatos, masacres, batazos a los niños, navajazos a los dílers y una postura política chiflada como la de “Havana Affair”: Sent to spy on a Cuban talent show / First stop, Havana go go! / I used to make a living, man / Pickin the banana / Hooray! for Havana / Baby baby make me loco / Baby baby make me mambo. Eran una nueva corriente, el rock melódico más rápido, austero y delirante que hasta entonces se había tocado, cuya raíz musical no estaba en el blues —como afirmaba Johnny. Su propósito era sonar diferente y su técnica tenía que ver con un movimiento veloz de la muñeca y muchos huevos. Claro, el zumbido permanente de la guitarra, el ritmo del metrónomo parpadeante y el desmadre lírico volaron en mil pedazos en radio y prensa, donde ganaron más enemigos que simpatizantes. Pero hicieron visible el fonómeno que se había gestado bajo la superficie.

Su propósito era sonar diferente; su técnica tenía que ver con un movimiento veloz de la muñeca y muchos huevos

La funda es arte por frente y vuelta. En la portada, la imagen icónica tomada por Roberta Bayley, fotógrafa de la revista Punk. En la foto blanco y negro aparecen recargados en el callejón trasero del mítico CBGB, “un momento perfecto en el que todo se acomodó de manera natural”, ha dicho Bayley.

En la contraportada, la fotografía de una hebilla de cinturón con el águila gringa tomada por Arturo Vega. Oriundo de Chihuahua, también fallecido en 2013, Vega fue el diseñador e iluminador que inventó el color rosa ramón cuando era rotulista de supermercado. Además de iluminar los shows, administraba la venta de las playeras con las que se sostenían de gira.

DE LAS CALLES A LOS MUSEOS

Los Ramones generaron nuevas olas musicales postpunk: new wave, speed/thrash, hardcore, grunge, indie, happy, emo... pero apenas lograron vender 6 mil copias de aquel disco. El reconocimiento les llegó 38 años después, en 2014, con el disco de oro por las 500 mil, un clásico sometido a diversos homenajes y ediciones. Entonces se les consideró el grupo americano más influyente en las últimas décadas.

El tiempo pasó tan rápido como su música, Judy es una cincuentona, igual que Jacky, Suzy, Sheena y todas las novias piradas que salieron de sus discos. El punk saltó de las calles a las boutiques y aparadores de lujo, Malcolm McLaren y Vivienne Westwood fueron la punta del estoperol, a partir de ellos se trata de una moda. Cuando los adolescentes setenteros ascendieron al poder, el siguiente paso fue meterlo en las galerías y museos donde hoy se le exhibe como una manifestación cultural contestataria. Sucede en el Museo de Londres, en el Pompidou de París, en el Grammy Museum de Los Ángeles y en nuestro Museo del Chopo.

Aunque liberar del aburrimiento a la juventud los llevó a la tumba, ese rock todavía suena vivo, It’s Alive, inspira a la acción porque la música de Ramones básicamente es movimiento. Bukowski dijo en alguna página de Neeli Cherkovski que escribir es decir grandes cosas de manera sencilla. También dijo aquello de encuentra lo que te gusta y deja que te mate. Y esa es la grandeza de Ramones, su sencillez, honestidad y tozudez. Lograron lo más con lo menos y murieron haciéndolo. Un elogio a la simpleza y a la existencia en melodías veloces que terminaron por cambiarle las entrañas al rock.