nada más subversivo en estos días que una frase bien escrita. Por eso la corrección ortográfica en las redes cae como bomba y es de sociópatas. Ez mi muro i kada kien ezcrive komo kiere, afirman. De eso va Tratado de hortografía, de Patxi Irurzun, novela a golpe de Rock Radical Vasco (RRV) que se detiene para preguntar en retrospectiva: "¿Todo eso valió la pena?".
Unos viejos punks, hartos de la vida y la mala redacción, se convierten en una guerrilla urbana de cazaerrores en anuncios y letreros para corregirlos, mientras planean el regreso de Los Tampones, el grupo que formaron en los ochenta. "¿Alguna vez has sentido que te traicionaste?", se pregunta el protagonista al redactar publicidad hipotecaria. Ese sentimiento corroe los días del meteorito apagado del punk, convertido en “escritor de mierda” y padre viudo de dos adolescentes que sólo le causan ganas de llorar. Ahora es un bibliotecario lleno de achaques y fobias, escribe una columna cultural y publica sus novelas sin éxito. Su refugio son los libros y se da valor con dosis de rock. Sin embargo, conserva una chispa bukowskiana en el bolsillo, una canción: “Estamos contra las reglas”.
Tratado de hortografía apareció en editorial Resonancia, orientada a la literatura musical
Patxi Irurzun es un escritor del País Vasco, la región autónoma española donde brotó el rock más canijo y la literatura contestataria en los años ochenta. Irurzun no escupe titulares, como el célebre Evaristo, de La Polla Records, en cambio, recoge las historias de su equis generación para convertirlas en novelas, cuentos y crónicas en La tristeza de las tiendas de pelucas, Los dueños del viento, Atrapados en el paraíso, Dios nunca reza y De igual a igual: 8 historias del comedor solidario Paris 365. Irurzun es un narrador ágil que, fiel a su extracto musical, va al grano con muy buen ritmo. El diario de un cincuentón y sus mellizos digitales es el pretexto para confrontar ambas épocas con humor ácido y emoción punzante. Léase con precaución, los dedos del autor te pueden cortar la fibra más sensible: la maternal.
Tratado de hortografía apareció en México bajo el sello de la editorial Resonancia, orientada a la literatura musical, que acaba de distribuir La mejor banda del mundo, de Anjel Landa y Juan C. Amezaga, sobre el grupo Eskorbuto. Hay un interés en el Rock Radikal Vasco, la movida antisistema que aglutinó a grupos legendarios de punk, hardcore y heavy metal, como Kortatu, Barricada y Cicatriz. Aunque no todos eran nacionalistas, en los noventa el RRV se politizó con el sofisticado Negu Gorriak, un coctel molotov de ritmos combativos. "Para nosotros, que no creíamos en nada, el punk rock era una religión", escribe Irurzun. Al final, aquella chispa bukowskiana inició un incendio.