Cancelación de Satanic Warmaster

La canción #6

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Las cancelaciones de conciertos en México han existido desde tiempos remotos. En los años ochenta, encaminados y con boleto en mano, nos sucedió con el de Black Sabbath —por satánicos— en León, Guanajuato, y con el de Blue Öyster Cult en el Distrito Federal —le colgaron lo nazi por el símbolo de Saturno que diseñó Bill Gawlik. Cuarenta años después, las señoras católicas y las autoridades se asustan igual y prohíben conciertos de black metal pandita, grupos tan diabólicos que se maquillan de muertos como signo de identidad.

En 2018 cancelaron el de los suecos Marduk, en el Café Iguana de Monterrey, también por satánicos. En enero de este año le tocó a Der Stürmer en Guadalajara y CDMX, por neonazis; la diferencia fue que intervino la Coordinadora Antifascista Guadalajara. Luego, en su pensamiento mágico, entre la religión, el esoterismo y la ideología, el gobierno capitalino vetó el concierto que darían los finlandeses Satanic Warmaster en el Circo Volador, el 18 de febrero, por satánicos y nazis. Venían encabezados por Werwolf en la gira del disco Aamongandr, tocando en Ecuador, Colombia, El Salvador y Guatemala, pero en México los recibieron con la cancelación “en defensa de los derechos humanos”.

¿Cuántos curiosos buscamos en fa música, páginas, redes y entrevistas de Satanic Warmaster, por puro morbo? 

ASÍ, CON EL ARGUMENTO de los derechos, cancelan nuestros derechos. Los prohibicionistas dirán que defiendo el satanismo y el nazismo. Yo, como Ozzy, “podré no estar de acuerdo con lo que rebuznas, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a rockear”. Además de libertad de expresión, también somos libres de asistir a un espectáculo musical, aunque sus canciones incomoden a otros por absurdas y estúpidas. De lo contrario, cualquier idiota puede prohibir reguetón, corridos, cualquier género. Este grupo pandita tocó en San Luis Potosí y en CDMX en 2017 sin problema ni peligro, sin sacrificios humanos ni ataques xenófobos.

Sin embargo, no hay mala publicidad pagada con nuestros impuestos. ¿Cuántos curiosos buscamos en fa música, páginas, redes y entrevistas de Satanic Warmaster, por puro morbo? Muerto el gato, gracias al gobierno por enganchar nuevos fans al anunciar lo que prohíbe. Y más: cubrieron al grupo con esa aura maldita de ser cancelados y obligados a regresar al subterráneo. Un grupo true, dicen. El metal se abrió camino a un espacio en el Estado de México, donde armaron su acto prohibido. En los videos se ve una tocada normal, aburrida, sin skins neonazis de moda ni sacrificios a la vista, sólo metaleros duros por fuera y tiernos por dentro. Todos se salieron con la suya, menos el Circo y los derechos voladores.

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