1.¿Cuántos discos tienes en tu colección?
Honestamente, no tengo idea. Nunca he sentido la necesidad de contarlos. Supongo que alguien más responsable no sólo tendría una cifra exacta sino que los tendría catalogados y acomodados en orden alfabético o por géneros. Durante muchos años compré discos de manera compulsiva. Derroché auténticas fortunas: no había otra forma de escuchar música. Supongo que por eso no me duele el codo a la hora de pagar suscripciones: comparado con lo que gastaba en discos y películas, las mensualidades son poca cosa. Los compraba porque había leído por ahí una buena reseña (ah, cómo se extrañan los críticos que mil veces fueron un puente entre lo desconocido y la gente como uno), por el productor, por la disquera, por la portada o porque te lo recomendaba el muchacho o la muchacha de la tienda de discos. Además, por mi trabajo como locutor y programador de estaciones de radio me regalaban muchos: varios increíbles que agradezco tener —ediciones especiales, muestras promocionales con versiones únicas—, otros que nomás me siguen estorbando. Siempre he tenido más de los que puedo escuchar. Voy a especular: debo tener unos diez mil CDs y unos mil vinilos. También me he desecho de algunos que no sirven ni como referencia. A estas alturas de mi vida tiene más valor el centímetro cuadrado de mi departamento que algunos discos.
2. ¿Cuál fue el último disco que compraste y en qué formato?
Todo el tiempo estoy comprando discos. Lo dejé durante la pandemia, había prioridades, pero en los últimos meses regresé a este maldito vicio. Lo último que compré fue Siren, de Roxy Music. Hace poco conocí a Bryan Ferry, fuimos a cenar inesperadamente, lo cual me resultó muy emocionante, y me motivó a comprar sus discos en vinilo. Sólo tenía el Avalon. Me contó que en la portada sale su esposa y que su hijo mayor era entusiasta de entrenar halcones.
También he comprado algunos discos publicados este año: el de Wet Leg, el de Panda Bear con Sonic Boom, el de los Yeah Yeah Yeahs y el de los Arctic. En los puestos de usados encontré un Grandes éxitos de Piero y algunos de Fania, y me los traje para acá.
3. ¿Cuál es el último disco que escuchaste?
Mientras escribo esto escucho el vinilo de Come With Us, de The Chemical Brothers. Pero es triple y cada canción o cada dos canciones hay que levantarse a cambiarlo de lado.
4. Menciona cinco discos que significan mucho para ti.
Paul's Boutique, de Beastie Boys, es de mis discos favoritos. Lo he oído hasta el cansancio y no deja de sorprenderme. Me encanta pensar que hacer un disco así en estos tiempos sería prácticamente imposible. Tiene cualquier cantidad de sampleos (los Beatles incluidos) que ahora resultarían impagables o inconseguibles, pero se hizo en un momento en el que, legalmente, incorporar obras de otros artistas para crear otra obra estaba en una zona gris y era posible. Es curioso que, cuando salió, ese disco fue un fracaso rotundo. Yo lo tuve por primera vez en caset y, debo admitirlo, no le agarré bien la onda. Quería que se pareciera más al Licensed To Ill. Quería las guitarras de Kerry King y la producción seca y dura de Rick Rubin. Y este caleidoscopio musical que estaban ofreciendo los Beasties era un animal muy diferente;
Una copia en CD del OK Computer, de Radiohead. Significa mucho para mí porque es el recuerdo de un viaje memorable para ver a Radiohead en vivo, en aquel famoso show del Hammerstein Ballroom en el que presentaron ese disco. Estaba lleno de celebridades noventeras, tocaron increíble y les abrió Teenage Fanclub. ¿Qué más se puede pedir? Al día siguiente los entrevisté y me firmaron el disco. Qué bello fue ese 1997. También compré un póster del concierto, pero lo olvidé en la máquina de rayos X del aeropuerto JFK, de Nueva York;
Mi copia en vinilo del Bocanada, de Cerati, porque me lo dio una novia a la que quise mucho. Ése es otro disco que no aprecié en su momento. Hoy me gusta mucho más que cuando salió. Ahora que lo pienso, también le tengo mucho aprecio a mi copia del Fuerza natural, porque me la dio el mismo Cerati una vez que me fue a visitar a la cabina de Reactor. Siempre era increíble platicar con él. Tanto de su trabajo como de la música que en el momento nos generaba entusiasmo. El tipo era un gran melómano;
Un white label de One More Time, de Daft Punk. Me acuerdo mucho del día que llegó a la oficina, de darle la primera escuchada con los compañeros de Radioactivo y de nuestras mandíbulas en el piso. En esos tiempos te llegaban los discos semanas antes de hacerse públicos;
Una copia (que está perdida en estos momentos), de Mundo feliz, de Fobia, que me regaló mi amigo y compañero radiofónico, El Cha. Debe estar en alguna parte de casa de mi madre. Conocí al Cha en un antro —el Mekano— en 1991 o 92, y esa noche lo jodí hasta el cansancio con que Fobia era malísimo, una copia de Caifanes. Él, con su paciencia de santo, me decía que el nuevo disco me iba a gustar. Yo no le creí. Un día llegó a la redacción de la revista en la que yo trabajaba con una copia en vinilo del disco para mí. Pinche tipazo. Y sí, ese disco me sigue gustando mucho. Hace un par de años tuve la suerte de escribir el texto que acompaña su colección de vinilos y me di cuenta de que es mi disco favorito de Fobia.
5. Menciona cinco canciones que significan mucho para ti.
“I Am the Resurrection”, de Stone Roses; “Sittin’ In The Dock of The Bay”, de Otis Redding; “Hablando a tu corazón”, de Charly García; “Like a Friend”, de Pulp y “Oh! Sweet Nuthin’”, de Velvet Underground.
6. Nomina a cinco personas para responder este cuestionario.
Camilo Lara, Julián Plascencia, El Cha, Enrique Rangel, Lynn Fainchtein.
RAÚL DAVID VáZQUEZ, RULO (Ciudad de México, 1968) ha conducido programas de radio como El mañanero y El fin del mundo. Fue director de programación de las estaciones Radiactivo y Reactor, de 1994 a 2013. Actualmente es conductor de Poderoso, en Convoy Network.