Las huellas del año que termina, caracterizado por los esfuerzos del mundo para contener al Covid-19, serán difíciles de borrar, sobre todo para un país como México, al que sorprendió en medio de una transición en la política sanitaria de un joven Gobierno, que además prometió abatir las profundas carencias en el sector.
Andrés Castañeda, coordinador de Salud y Bienestar de la organización ciudadana Nosotrxs por la Democracia, consideró en entrevista para La Razón que la crisis sanitaria actual “llegó en un momento de cambio en los modelos de atención. Muestra de ello fue la transición (del Seguro Popular) al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi)”, pero además en medio de una insuficiencia notable de recursos materiales y la falta de especialistas en terapia intensiva.
De ahí que una de las primeras prioridades fue la compra de 999 ventiladores para la atención de pacientes críticos, “estas carencias se vieron inmediatamente reflejadas” en la propagación de la enfermedad, dijo.
Cuando empezaba la pandemia en México (a finales de marzo), 91 por ciento de los médicos residentes e internos reportaban que no tenían equipo de protección suficiente. Muestra de ello fue el número de contagios del personal de saludAndrés Castañeda Prado, Coordinador de Salud y Bienestar de la organización Nosotrxs
“Cuando recién empezaba la pandemia en México (a finales de marzo), 91 por ciento de los médicos residentes e internos reportaban que no tenían equipo de protección suficiente. Muestra de ello fue el número de contagios del personal de salud”, consideró Castañeda.
Miguel Galaviz, un enfermero que este año ingresó al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) para atender a pacientes con el virus SARS-CoV-2, fue testigo de estas necesidades justo antes de llegar a este servicio, cuando trabajó en el Hospital General La Perla, en Nezahualcóyotl.
“El material siempre nos faltaba. Recuerdo que nos llegaron a dar sólo dos pares de guantes para todo el turno. Por ejemplo, medicamentos de alto costo, como algunos antibióticos, nunca había”, y ante la carencia de personal, comentó a este medio, tuvo que atender él solo hasta a 12 pacientes.
El propio secretario de Salud del Gobierno federal, Jorge Alcocer, reconoció en abril pasado que en México hay un déficit de alrededor de 200 mil médicos y 300 mil trabajadores de enfermería.
El material siempre faltaba. Recuerdo que nos llegaron a dar dos pares de guantes para todo el turno. Medicamentos de alto costo, como algunos antibióticos, nunca había, y, ante la falta de personal, tuve que atender solo hasta a 12 pacientes.Miguel Galaviz, Enfermero
Las carencias del pasado también cobraron factura en la saturación de la red de hospitales por esta nueva enfermedad. Así lo constató una enfermera que pidió el anonimato y quien fue contratada para la atención del Covid-19 hace siete meses, en uno de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad de la CDMX.
“Ingresar al covitario (como llaman los médicos al servicio de atención de enfermos de Covid-19), para nosotros a veces ya es un infierno, ya no soportamos el equipo de protección personal (EPP) y tampoco podemos seguir viendo la cantidad de defunciones, de complicaciones que tienen nuestros pacientes; realmente las personas no saben lo difícil, lo complicado que es manejar” esta enfermedad, expresó.
Por esta situación, el fortalecimiento del sistema de salud, a nivel de infraestructura y recursos humanos son las prioridades no sólo para la atención de la contingencia sanitaria, sino para los demás servicios de salud.
CLAVES DE LA ESTRATEGIA
La reconversión hospitalaria fue uno de los ejes principales del plan del Gobierno federal para combatir la pandemia en México. Cada estado reunió como pudo sus recursos disponibles: camas, ventiladores, insumos de protección y trabajadores de la salud.
Los reportes de la Red IRAG (Infección Respiratoria Aguda Grave) de la Secretaría de Salud —un mecanismo de transparencia creado para informar de la ocupación hospitalaria en la red de atención Covid-19— comenzaron a publicarse el pasado primero de abril, dos días después de que la dependencia definió las fases de la reconversión para atender a pacientes graves y críticos.
Ingresar al covitario (como llama al servicio de atención para enfermos de Covid-19), para nosotros a veces ya es un infierno, ya no soportamos el equipo de protección personalEnfermera, (testimonio anónimo)
y ya no podemos seguir viendo la cantidad de defunciones
De acuerdo con una revisión de La Razón, de abril a mediados de julio de 2020, el país pasó de tener 93 pacientes graves en hospitales por Covid-19 a 18 mil 223 en un solo día. Es decir, en apenas cuatro meses la cifra dio un salto dramático de 19 mil 494 por ciento en la ocupación hospitalaria.
En el primer día del referido reporte sólo ocho hospitales de cuatro estados informaron su ocupación hospitalaria, todos a 100 por ciento de su capacidad.
Éstos fueron el Hospital Juárez y los institutos nacionales de Cancerología, Rehabilitación, de Enfermedades Respiratorias, y de Ciencias Médicas y Nutrición, en la Ciudad de México; el Hospital Regional de Alta Especialidad Ixtapaluca, en el Estado de México; el Hospital Regional de Alta Especialidad del Bajío, en Guanajuato, y el Hospital Regional de Alta Especialidad de Oaxaca.
EPISODIOS CRÍTICOS SE REPITEN
Pese a los esfuerzos gubernamentales, un repunte de contagios que comenzó a darse desde la última semana de septiembre, la pandemia en México todavía no muestra señales de relajarse, al contrario, al cierre de esta edición está a punto de rebasar el mayor pico de hospitalizaciones que tuvo.
En julio, con 18 mil 223 personas internadas con Covid-19 en un día, el país se anotó un récord histórico con este virus; esta cifra tuvo disminuciones significativas en las semanas siguientes, que nos hicieron creer en que la situación podía estar bajo control, pero al corte del miércoles 23 de diciembre ya había 178 mil 061 personas en hospitales a causa de esta enfermedad.
Inicialmente la administración federal planteó mantener 332 hospitales de los más de 900 habilitados para la atención exclusiva de Covid-19 en todo el país, como parte de la nueva normalidad, pero el incremento de casos está obligando a las autoridades a ampliar nuevamente esa capacidad.
Los contagios ni siquiera han llegado a la mitad de las cifras proyectadas por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que prevé 2 millones 897 mil 793 mexicanos se infecten. Pero este organismo no es el único que valida el contexto crítico, uno más grande, la Organización Mundial de la Salud (OMS), que lidera la estrategia para la pandemia en el mundo, advirtió el pasado 20 de diciembre que nuestro país ni siquiera superó la primera ola de la infección.
“México, al igual que otros países de América del Norte, nunca salieron realmente de ese brote elevado de la primera ola del Covid-19. Lograron controlar hasta cierto punto la enfermedad, pero ahora está repuntando”, alertó entonces Michael Ryan, director de Emergencias Sanitarias de la OMS.
Frente a estas circunstancias, exhortó a las autoridades mexicanas a que se coordinen para tomar las medidas correspondientes, pues, como ocurre en otras naciones, “no ha conseguido aplicar una estrategia exhaustiva que pueda mantenerse a lo largo del tiempo y contar con el apoyo y el acuerdo de la población para respaldarla realmente”.
Ésta no fue la primera advertencia que el organismo hizo al Gobierno mexicano, el pasado 30 de noviembre, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la agencia de las Naciones Unidas, declaró que México se encuentra en “una mala situación de cara a la pandemia de Covid-19″, estatus que provocó que se duplicara el número de casos y fallecidos entre mediados y finales de noviembre. “Queremos pedirle a México que se lo tome muy en serio (...) la situación en México es muy preocupante. Los números muestran que el país está en mala situación. Cuando suben los casos y también las muertes es un problema muy serio y pediríamos a México que sea serio. Esperamos que todos los líderes den el ejemplo”, remató.
Con información de Evert G. Castillo