Fuerzas Armadas

Hipócritas piden al Ejército y lo niegan al país: Segob

Afirmó que “su pecho no era bodega”, y por eso hacía esos señalamientos en contra de quienes no están de acuerdo con esa reforma

El secretario de Gobernación, Adán Augusto López (der.), ayer, en el Congreso local de Sinaloa. Foto: Especial

Como “hipócritas” calificó el titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), Adán Augusto López Hernández, a quienes ejercen acciones de gobierno y “con una mano, pidiendo a gritos que el Ejército, que las Fuerzas Armadas, que la Guardia Nacional los ayuden en tareas de seguridad, y por otra, negándoles a los mexicanos esta posibilidad”.

Al iniciar en Sinaloa las giras por el país para solicitar el respaldo de los congresos locales para que voten a favor de la reforma constitucional para que las Fuerzas Armadas extiendan sus labores de seguridad pública con la Guardia Nacional hasta el 2028, afirmó que “su pecho no era bodega”, y por eso hacía esos señalamientos en contra de quienes no están de acuerdo con esa reforma.

Posteriormente, el funcionario dijo que resulta absurdo pensar que algún mexicano, desde el ejercicio de poder, busque hacer un mal contra el país, pues nadie apuesta a un “Estado fallido”.

Señaló que la situación de inseguridad que se vive en el país no surgió de una generación espontánea es un mal el cual se incubó desde hace varias décadas.

López Hernández reconoció que no es fácil el ejercicio de poder, “pues no puede o debe, incluso, como dicen ,acordar y pactar en lo particular, ceder en lo particular, para poder construir en lo general”.

El secretario aclaró que se puede diagnosticar el mal de la inseguridad en México desde muchas aristas, pero nadie puede decir que se pretenda buscar el mal para el país, y mucho menos

para Sinaloa.

Aseguró que por eso estaba ahí, para que “sigamos construyendo un mejor clima de estabilidad política y estabilidad social, pues es lo menos que merecen los mexicanos en las calles”.

Destacó si hoy se requiere la participación de las Fuerzas Armadas en las labores de seguridad pública, fue porque el mal del crimen se incubó por varias décadas y terminó con las policías municipales y los policías estatales.