Cuando aún no se logra controlar la ola de violencia que azota a Sinaloa, ayer se presentaron fuertes balaceras en Sonora. Publicaciones en redes sociales reflejaron el pánico que provocaron entre los habitantes de Ciudad Obregón, la cabecera municipal de Cajeme, las detonaciones de arma de fuego en al menos dos puntos distintos. En una de las acciones, hombres armados dispararon en múltiples ocasiones y en ráfaga hacia la fachada de una casa abandonada, lo que podría indicar, nos comentan, que el grupo de sicarios sólo tenía la intención de provocar terror entre la población, algo que, lamentablemente, consiguió. Y si alguien se pregunta en dónde estaba el gobernador Alfonso Durazo en los momentos en que ocurrían estos actos violentos, habrá que responderle que se encontraba en la Ciudad de México, haciendo grilla, en su calidad de presidente del Consejo Nacional de Morena, en donde, por cierto, tiene escaso margen de maniobra. Uf.
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