Aldo Gutiérrez sobrevivió, pero con daño cerebral

“Está alegre, sólo nos ve, pero no responde nada”

Leonel, hermano del joven normalista de Ayotzinapa, narra cómo ha sido la vida de su familia a 10 años del ataque en Iguala; cuenta que su familia y hasta vecinos se han turnado para cuidarlo

Aldo Guitiérrez, normalista desaparecido hace 10 años, en imagen de archivo. Foto: Especial

Hace 10 años se escuchó por última vez, “con alegría”, al grupo Los del Sabor, quienes tocan música “chilpancingueña”. Este grupo era el favorito del normalista Aldo Gutiérrez, uno de los jóvenes que sobrevivió al ataque contra los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero, aunque para sus padres y 13 hermanos la vida no volvió a ser la misma, ya que Aldo quedó en estado vegetativo y postrado en una cama.

Leonel Gutiérrez, hermano del estudiante normalista Aldo, se ha convertido en uno de los más férreos denunciantes de lo ocurrido a los normalistas, pero en lo particular dice a La Razón que “hubo un Aldo antes y después. Seguimos sin respuestas y, en ocasiones, cómo quisiera verlo bailotear con ese grupo que le gustaba; sigue alegre, pero en ese estado”, dijo en un tono muy bajo de voz, casi imperceptible.

Desde Ayutla de los Libres, Guerrero, Leonel da gracias a Dios porque su hermano sigue con vida. Recordó el trayecto que como familia han tenido que transitar durante una década, en la cual mencionó que ya está por concluir otro Gobierno que no ha dado respuestas a los hechos ocurridos en Iguala hace 10 años y que tiene a su hermano en ese estado, pues, además de una lesión en la cabeza, ha enfrentado enfermedades de todo tipo como consecuencia de la debilidad de sus defensas. Hoy, Aldo tiene 29 años.

Su hermano recordó que, para sus padres, el proceso ha sido muy difícil, incluso porque mucha gente incentivó a la familia a dar por perdido el caso de su hermano, ante una recuperación, pero manifestó que “el amor y el cariño de la familia son más grandes que cualquier cosa; mis hermanos y padres, hasta vecinos, nos hemos turnado para cuidarlo; él sólo nos ve, pero no responde nada”.

Tutepec es el pueblo de donde la familia Gutiérrez es originaria y donde el normalista vivía hasta el día del ataque. En el 2018, el gobierno federal construyó una casa especial para los cuidados de Aldo, que “es más espaciosa, más grande; aquí hay jardín, sala, cocina y el cuarto que es de Aldo; está en su cama todo el tiempo, lo cambiamos de posición cada dos horas, y hay una ambulancia afuera por cualquier situación”, detalló.

Leonel relató que su hermano se alimenta a través de una sonda por donde pasa el alimento, basado principalmente en verduras, legumbres y proteína, todo vigilado por un equipo de expertos de la salud, entre los que se incluyen seis enfermeras y dos médicos: un anestesiólogo y un internista del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Ayutla, institución donde hacen revisiones continuas al joven.

Aldo Gutiérrez recibió un impacto de bala en la cabeza a las 21:40 horas del 26 de septiembre de 2014, cuando presuntamente intentaba mover una patrulla que impedía el paso de estudiantes, en la calle Juan N. Álvarez y Periférico Norte de Iguala. Expertos de la agencia Forensic Architecture y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), así como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), lograron una investigación minuciosa en la que los datos arrojan que el sobreviviente intentaba operar para que sus compañeros no fueran emboscados.

La familia de Aldo Gutiérrez, principalmente los padres, Leonel Gutiérrez Cortés y Gloria Solano Vázquez, denunciaron que la situación de gravedad en la que quedó el normalista se debió a que no fue atendido de manera oportuna y tampoco adecuadamente, lo que complicó la situación.

“La gravedad del caso de mi hermano es porque no recibió pronta atención médica y tardaron mucho en drenarle la sangre coagulada que se le quedó en el cerebro; mi papá dijo que cuando lo vio, estaba todo sucio, ni siquiera lo habían limpiado, nada; estaba muy lastimado, eso fue algo que no se le desea a nadie, a ninguna familia o padre”, señaló Leonel.

Leonel dijo que ellos, como familia, siempre continuarán la lucha por el resto de los estudiantes, pero reconoció que hay una especie de división entre los padres que viajan a la Ciudad de México. Agregó que a ellos les quedó seguir velando por la salud de su hermano y recordó que en octubre del 2014 fue trasladado al Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez, donde permaneció dos años y hoy Aldo se recupera en casa, con un 65 por ciento de daño en el cerebro por el impacto que provocó la bala.