Cuenta lo que vivió hace 10 años

No pueden pasar 6 años más sin aclararse el caso: Vázquez

Hoy camina entre las curules de San Lázaro como diputado federal por Morena; mantiene como una de sus banderas la lucha por localizar a los estudiantes

Manuel Vázquez Arellano, Diputado federal de Morena. Foto: Especial

Hoy camina entre las curules de San Lázaro como diputado federal por Morena, pero hace 10 años, cuenta, escuchó las balas de cerca y auxilió a un compañero a punto de desangrarse que resultó herido aquella noche del 26 de septiembre en Iguala, en la que 43 normalistas desaparecieron y cuyo paradero sigue sin conocerse.

“No pueden pasar seis años más sin que se aclare este caso”, afirma el legislador guerrerense Manuel Vázquez Arellano, quien se identifica como sobreviviente de Ayotzinapa y que, a pesar de haber sido vinculado con los criminales responsables y hoy estar alejado de los padres de los normalistas, mantiene como una de sus banderas la lucha por localizar a los estudiantes.

Cuenta con detalle su participación en el hecho hace una década y lo que asegura que nunca olvidará son las palabras de José Antonio Martínez Crespo, el primer militar detenido por su presunta implicación en la desaparición, quien junto a otros militares despojó de teléfonos a un grupo que se resguardaba en una clínica y a los que les exigió identificarse con su nombre real, porque de lo contrario “nunca los iban a encontrar… eso les pasa por andar de revoltosos, ya nos vamos, pero ahorita les echamos a los municipales”.

El ejército claro que participó o por lo menos fue muy omiso y dejó que las cosas pasaran aquella noche y más adelante, ya en la propia investigación, en no dar la información completa de lo que pasó o de la información que tienen en su poder
Manuel Vázquez Arellano, Diputado federal de Morena

“Esas palabras no cobraban ningún sentido, ninguna dimensión, claro, pero ya los días siguientes, cuando no encontrábamos a los chavos, tuvieron más sentido”, cuenta a La Razón.

“El ejército claro que participó o por lo menos fue muy omiso y dejó que las cosas pasaran aquella noche y más adelante, ya en la propia investigación, en no dar la información completa de lo que pasó o de la información que tienen en su poder. Cuando hablo del Ejército no estoy hablando de la institución en general, estoy hablando de que dentro del Ejército o las fuerzas armadas tienen cuerpos específicos que pareciera que siguen utilizándolos como en la guerra sucia, para desaparecer personas o para hacer cosas muy graves. El Ejército ha sido muy leal y obediente; si le dicen ‘mata’, mata; si le dicen ‘no reprimas’, no reprimen, pero ¿qué va a pasar si en algún momento se les ordena hacer lo otro y con todos los poderes que se les están dando? Tengo entendido que en esas grandes obras ya hay generales que tienen acciones, ya están generando también intereses económicos y eso es todavía más peligroso porque en un futuro podrían ya no defender a la patria o al Estado mexicano, van a defender sus intereses económicos”, señaló.

Al preguntarle cuál es el sabor de boca ahora que concluye el sexenio que se comprometió a dar con la verdad del caso Ayotzinapa, confesó que “un sabor un poco amargo; teníamos mucha esperanza, pero pues vemos que la simple voluntad política de un jefe de Estado pues no necesariamente remueve todas las inercias y los pactos de impunidad tanto arriba como a nivel medio y a nivel de los sectores de abajo, de todo el aparato burocrático.