El inesperado anuncio del presidente de Argentina, Mauricio Macri, para pedir un préstamo de urgencia de por lo menos 30 mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI), provocó una oleada de enojo y temor en el país.
La víspera, desde que el gobierno anunció el comienzo de negociaciones con el FMI, la reacción en las calles, los programas de radio y televisión y las redes sociales fue de rechazo a la medida.
El único sondeo conocido hasta ahora, y que fue publicado por el diario El Cronista, reveló que 75 por ciento de la población considera “inadecuado” pedirle auxilio al FMI.
La desconfianza se basa en que el organismo arrastra aquí un añejo desprestigio porque fue uno de los protagonistas de la crisis de 2001 que sumió al país en la pobreza.
En 2001, los multimillonarios préstamos del FMI vinieron acompañados de exigencias como la reducción de jubilaciones, salarios y programas sociales, conocidos en conjunto como “ajuste” del gasto público, pero al final, no sirvieron de nada.
La renuncia anticipada del expresidente Fernando de la Rúa, 39 muertos en protestas, una pobreza superior al 50 por ciento, un desempleo mayor al 20 por ciento y una profunda crisis económica, política y social fueron algunos de los resultados de ese año tristemente inolvidable para los argentinos.
En diciembre de 2005, el entonces presidente Néstor Kirchner anunció que usaría las reservas para cubrir en un solo pago los 10 mil millones de dólares de deuda que Argentina mantenía con el FMI.
Gracias a esa decisión, que también tomó Brasil, Argentina se sacó de encima los monitoreos anuales del organismo, el cual desde entonces dejó de tener injerencia en las políticas económicas del país.
[caption id="attachment_737216" align="alignleft" width="300"] Christine Lagarde y Mauricio Macri (Foto: Especial)[/caption]
Ahora, 13 años después y bajo el gobierno de Macri, Argentina se endeudará de nuevo con el FMI y el organismo exigirá, a cambio, la aplicación de determinadas recetas de ajuste.
Esta decisión, de acuerdo con diversos analistas locales, representa el fracaso del programa económico gradualista que implementó Macri desde que asumió como presidente en diciembre de 2015.
Además, a pesar de que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, aseguró que el préstamo del Fondo sería un “financiamiento preventivo” para evitar una futura crisis, la crisis ya está en marcha.
Así lo demostraron imágenes que alteraron a los argentinos, como el viaje de urgencia a Washington que anoche realizó cabizbajo Dujovne, para reunirse con la directora del FMI, Christine Lagarde.
Los argentinos ahora temen que las condiciones que impondrá el FMI vuelvan a representar, como en 2001, el estallido de una crisis y un nuevo empobrecimiento.
El escenario ya era de por si complicado para un gobierno que en las últimas dos semanas enfrentó una corrida cambiaria que devaluó en 20 por ciento el peso argentino.
Macri tampoco ha podido cumplir una de sus principales promesas de campañas, que era bajar la inflación a un dígito, y pese a que el gobierno insiste en que este indicador será del 15 por ciento para este año, consultoras privadas ya lo calculan en 25 por ciento, por lo menos.
cms