El proceso para la conformación de nuevos partidos políticos que buscan competir en 2021 está entrando en la recta final. Las organizaciones que aspiran a su registro buscan, a marchas forzadas, las afiliaciones y asambleas necesarias para cubrir los requisitos del Instituto Nacional Electoral.
De acuerdo al propio INE, entre las decenas de aspirantes, sólo un puñado cuenta con posibilidades reales de alcanzar los requisitos que estipula la ley.
Quizá la mayoría de las miradas las acapara Libertad y Responsabilidad Democrática, que se constituiría como México Libre, bajo el liderazgo del expresidente Felipe Calderón y su esposa, Margarita Zavala.
Pero este proceso puede terminar siendo mucho más determinante si se toman en cuenta a las demás organizaciones que podrían conseguir su objetivo.
Mientras en Morena, la crisis institucional y política es el nuevo status quo y el propio AMLO ha manifestado su descontento con estas pugnas al grado de amenazar con renunciar y quitarles el nombre, en la consolidación de nuevos partidos políticos podría estar parte importante del futuro de la Cuarta Transformación.
Dejando de lado a México Libre, el resto de las organizaciones en camino a constituirse como partidos tienen abiertos vínculos con la 4T y la figura de AMLO. Desde la resurrección del PES y el PANAL, hasta las Redes Sociales Progresistas, de Elba Esther Gordillo; pasando por Fuerza Social por México del senador suplente de Morena, Pedro Haces, cercanísimo al coordinador parlamentario, Ricardo Monreal. Hasta la organización Súmate, del exdirigente nacional del PAN, reivindicado por AMLO, Manuel Espino.
Mientras, en Morena las disputas no terminarán con la renovación o no de su dirigencia. Sin duda, la definición de candidaturas en 2021 será un proceso mucho más difícil de transitar entre los diferentes grupos. Y es aquí donde cobra relevancia el nacimiento de nuevos partidos afines a la 4T. Con una incertidumbre altísima.
Para el estilo de gobierno de AMLO, la mayoría que ha construido tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República es clave. Y mantenerla, en las elecciones de 2021, prioritario.
Y era de esperarse que un presidente con la fuerza de López Obrador no se permitiría quedar como rehén de las corrientes de su partido. Los nuevos partidos son, entonces, su plan b para consolidar la necesaria mayoría legislativa en la segunda mitad de su sexenio.
Asumiendo que estas organizaciones alcancen el registro y lo ratifiquen con el 3% en las elecciones de 2021, López Obrador podría echar mano de un total de nueve partidos políticos para construir su mayoría: los seis emergentes, Morena, y sus ya incondicionales PT y Verde.
Pero para lograr esto, la fuerza de AMLO deberá manejarse bajo una estricta estrategia electoral para magnificar sus resultados y no ser sus propios victimarios.
Por ejemplo, en distritos donde el triunfo por mayoría del candidato de Morena o su coalición sea seguro, la maquinaria electoral debería potenciar a los partidos emergentes, para asegurar su registro y multiplicar su valor en la representación proporcional.
Pero lo difícil será en distritos de alta competencia. Es aquí donde la falta de operación fina podría tener altísimas consecuencias.
A diferencia de 2018, hoy, un inconforme con la definición de candidaturas en Morena tendrá opciones para insistir en su aspiración. Y los partidos emergentes, la posibilidad de incorporar candidatos fuertes, vinculados a AMLO, por lo que no podría haber reproches.
De darse este último escenario, una inútil competencia interna abriría la puerta a la oposición en decenas de distritos donde, aglutinando el voto lopezobradorista en una sola opción, sus candidatos serían favoritos.