Diario disperso de la pandemia

larazondemexico

No sé cuántos días llevo encerrado. Confieso que he salido tres veces a comprar comida, y otra a perseguir al carro del gas que se iba. En las calles, las personas te miran con curiosa fijeza: la gente busca la mirada del otro. El tapaboca esconde la impronta de los labios. En la segunda salida, una muchacha esperaba detrás de mí en el supermercado para escoger naranjas, sentí su presencia: me viré a verla en la extensión de la sana distancia, la intriga de sus labios escondidos me produjo angustia, sus ojos estaban huérfanos de labios. El instante: desfile de fragmentos en lentitudes. Escribo en dispersión pendular: sucedo entre libros y discos.

Calle 54 (EMI, 2000), el fonograma que hace 20 años el español Fernando Trueba puso a circular por el mundo y se corroboró que el Jazz Latino no era solamente la fonología de unos tambores empalmados con bulliciosas trompetas y la repetición de las teclas de un piano con alegre tumbao. Cónclave de grandes figuras de Cuba, Argentina, Brasil, España, Puerto Rico, República Dominicana y Estados Unidos. Paquito D’Rivera en concordias afropanamericanas; Eliane Elías en los apuntes de un samba triste; Gato Barbieri en el lamento de un tango; Chico O’Farrill en una suite afrocubana; Jerry González/Chano Domínguez en un bolero que pregunta cómo fue; Bebo/Chucho en una comparsa de elegantes lecuonerías; Bebo Valdés/Cachao: lágrimas negras derramadas sobre el tiempo... / Dos décadas, el álbum se escucha con total frescura. Escribo en mi cuaderno: “Empiezo la jornada de hoy con Calle 54, sé que voy a llorar: me hace falta”.

El manto (Alfaguara, 2019), de Marcela Serrano: un libro que habla del duelo por la muerte de la Margarita, la hermana acorralada por el emperador cáncer. “Cuando se muere el marido, se es viuda. Cuando se muere el padre, se es huérfana. Líneas verticales, jerárquicas. No soy ni una ni otra. Soy algo innombrable porque mi pérdida es horizontal. Menudo problema: parto sabiendo que las palabras no alcanzan. No existe una para mi estado. No se ha inventado la palabra para la hermana que se quedó sin hermana”. Rabia desconcierto, tristeza, arrojo. La emoción en la luminosidad de la memoria acompañada de acordes de Mozart, Brahms y Bach. “He llorado toda la tarde con el libro El manto, de Marcela Serrano: las lágrimas humedecen esta soledad irreversible. Gracias, Marcela”, escribo en mi libreta de cubierta roja.

Salón de belleza (Alfaguara, 2016) de Mario Bellatin: fugacidad, reclusión, dolencia, agonía, desolada belleza y muerte. Peces, olores. Tiempo y espacios desequilibrados. Lo prodigioso y lo imaginario desde un sombrío lienzo de incertidumbres. Vértigos de flores moribundas. Salón de belleza: Moridero. Especulaciones en torno al escozor concluyente: la zozobra, la incomunicación, lo efímero. Relentes despeñados. Espacio somnoliento. Tiempo ido. Prosa agrietada: acorralamiento místico. Alegoría punzante. Comento en la carpeta: “Mario Bellatin siempre me desconcierta con su prosa errante, agrietada, frágil. No lloro, pienso en esos seres que van a morir al moridero de Bellatin. Me asomo a la ventana: un anciano acarrea un perro por la acera de enfrente: el animal defeca sobre el césped. El viejo no recoge la mierda”.

Calle 54

Artistas: Varios

Género: Jazz Latino

Disquera: EMI, 2000

El manto

Autor: Marcel Serrano

Género: Memorias

Editorial: Alfaguara, 2019

Salón de Belleza

Autor: Mario Bellatin

Género: Novela

Editorial: Alfaguara, 2016

https://www.youtube.com/watch?v=t8wsdQVAqUQ

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