Amediados de semana, la farmacéutica AstraZeneca anunció la suspensión indefinida de los ensayos clínicos de su proyecto de vacuna, luego de que un paciente presentara —aparentemente— reacciones adversas al medicamento, lo cual encendió focos rojos entre la comunidad científica y la población en general.
La noticia cayó como balde de agua fría pues se trata de uno de los principales esfuerzos y de los proyectos más avanzados por desarrollar un medicamento que permita contener la propagación del Covid entre la población. Si bien los motivos para obtener una vacuna a la brevedad son múltiples, el anuncio de la suspensión del proyecto liderado por AstraZeneca —considerada la quinta farmacéutica a nivel mundial— y la Universidad de Oxdord, puso sobre la mesa diversos aspectos que no deben pasarse por alto.
Los intereses primordiales por desarrollarla parecen evidentes. Se encuentra —claro está— el aspecto sanitario para evitar más muertes a causa del virus. También resalta el factor económico, pues es indispensable para la mayoría de las naciones poder retomar —en la medida de lo posible— las actividades cotidianas sin riesgo de contagio y reactivar sus economías a la brevedad.
Sin embargo, el interés financiero es tan relevante como los dos anteriores. No es casualidad que sean Rusia, Estados Unidos, China y Reino Unido las naciones que lideran la desesperada búsqueda por la obtención de un medicamento efectivo, el cual los dotaría de enorme preponderancia sobre el resto de las naciones. Como prueba, Rusia denominó Sputnik V a su proyecto de vacuna, en alusión al primer satélite artificial lanzado al espacio en la historia de la humanidad, lo que equipara esta carrera sanitaria a la conquista del espacio.
La necesidad por obtenerla es imperiosa, pero existen enormes riesgos de precipitarse en los procesos, por lo que resulta fundamental cumplir rigurosa y exhaustivamente con todas las etapas necesarias, que comprueben de forma contundente y científica que el medicamento cumple con sus fines sin comprometer la salud y la vida misma de las personas. En este sentido, parte de la comunidad científica consideró al anuncio como una determinación responsable y, hasta cierto punto, normal en el desarrollo de este tipo de procesos.
Lo que no es posible ignorar es que probablemente la espera por obtener una vacuna segura y efectiva se prolongue más allá de lo que resta del año. Cabe resaltar que, además de este proyecto, del cual se tienen enormes expectativas, existe una treintena más cuyas pruebas ya se aplican a seres humanos, de las cuales nueve se encuentran en la última etapa de aprobación.
Entre tanto, el Covid forma parte ya de la vida cotidiana de millones de personas alrededor del mundo, y es causante de una pandemia extendida por más de un semestre, la cual ha dejado a su paso la pérdida de casi 900 mil vidas a nivel global y una profunda crisis económica mundial.