Tuve la oportunidad de caminar a la orilla de una playa mexicana relativamente virgen. Además de belleza y majestuosidad, mis pasos se vieron sorprendidos por la gran cantidad de plásticos que de tanto en tanto encontré en mi camino. Sin embargo, la presencia de plásticos no es exclusiva de nuestras playas; lo mismo aparecen en senderos en la montaña, en los cauces de los ríos y en las banquetas y camellones de nuestras ciudades.
Las cifras de producción de plásticos en nuestro país varían de una fuente a otra. Pero basta echar un ojo a la composición de las materias primas que utilizamos rutinariamente y a la composición de los residuos sólidos que desechamos para darnos cuenta de la gran cantidad de plásticos que pasan por nuestras manos, desafortunadamente, muchos de ellos, de un solo uso.
El Gobierno de México y los gobiernos estatales, se han esforzado por aprobar e intentar aplicar leyes para contrarrestar el impacto ambiental que producen los plásticos en nuestro ecosistemas. Los esfuerzos realizados se reconocen y agradecen; sin embargo, somos los ciudadanos los que tenemos mayor margen de acción para contrarrestar esta situación.
Tenemos el poder de compra, el poder de elegir qué productos adquirir. Desafortunadamente la oferta de productos está dominada por aquellos caracterizados por empaques, envases y embalajes plásticos, lo que reduce las opciones de consumo amigables con el medio ambiente.
Desafortunadamente existe un grado importante de confusión y de desinformación en torno a estas opciones que sustituyen a los plásticos. Muchos de los procesos de fabricación de productos sustitutos son aún más contaminantes que los propios plásticos. Para poder evaluar de manera adecuada los materiales, es necesario hacer un análisis de su ciclo de vida de principio a fin e identificar las consecuencias e impactos que éste dejará a su paso.
Además, resulta importante mencionar que aquellos productos sustitutos menos contaminantes suelen ser más caros que los plásticos, lo que provoca que no se encuentren al alcance de un gran sector de la población que por su estilo de vida y poder adquisitivo se ven orillados a continuar con patrones de uso y consumo con importante impacto ambiental. Sin embargo, es en esos sectores más desprotegidos donde el reúso y el reciclaje se realizan con mayor frecuencia; son los botes y botellas de plástico utilizadas una y otra vez en distintos procesos, lo que resulta extraño en los sectores de mayor poder adquisitivo.
La solución en nuestro país en torno al impacto ambiental que producen los plásticos luce lejana. Pareciera que las botellas y envolturas se han vuelto parte de nuestros paisajes, y seguirán ahí, hasta que no modifiquemos radicalmente nuestros patrones de producción, uso, consumo y disposición de productos y residuos.
La comunidad científica mexicana realiza esfuerzos muy importantes para lograr contrarrestar esta situación, mediante el descubrimiento y desarrollo de materiales tan eficientes como el plástico, pero que representen mucho menor impacto ambiental. Cuidar el medio ambiente es tarea de todos. Vamos juntos, por un México sustentable.