Salvo la de 1994, cuando Luis Donado Colosio, candidato presidencial del PRI y José Francisco Ruiz Massieu, quien iba a liderar la Cámara de Diputados, fueron asesinados, la actual campaña electoral es la más sangrienta que registra el país por el número de contendientes de distintos partidos políticos que han sido víctimas de ejecuciones, secuestros, atentados o amenazas, algunos de ellos cometidos presuntamente por sicarios de cárteles de la droga o grupos criminales que operan y controlan varias entidades federativas.
Los casos más recientes son los de Alma Rosa Barragán, candidata de Movimiento Ciudadano a presidenta municipal de Moroleón, Guanajuato —el segundo de este partido, en el transcurso de este mes, después de Abel Murrieta, que lo fuera a gobernador de Sonora—; el secuestro de Omar Plancarte Hernández, candidato del PVEM a alcalde en Uruapan, Michoacán, y el ataque armado al aspirante a edil de Fuerza por México, José Alberto Alonso, a los que se suman los que en semanas y meses anteriores fueron también abatidos o blanco de ataques armados.
DE ESTO Y DE AQUELLO…
No será fácil que a pesar de tanta violencia en las campañas electorales en algunas entidades federativas, y dada la situación imperante en el país, se pueda ahuyentar a los votantes de las urnas, si se recuerda el porcentaje de quienes en 1994 acudieron a ellas, después de los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu: casi un 70 por ciento, por lo que se espera que el 6 de junio haya una concurrencia masiva a las casillas.
Esa fue entonces, y puede serlo ahora, la respuesta ciudadana a quienes advertían que por el temor que motivaron esos crímenes, habría una abstención ciudadana generalizada a lo largo y ancho del territorio nacional, lo que fue exactamente lo contrario, de acuerdo al número de quienes tuvieron el valor de acudir a votar, que es lo que puede repetirse dentro de 11 días.
Por lo pronto, las autoridades electorales redoblarán las alertas, luego de que se difundiera el manual de Morena con el que se pretende alterar el conteo de votos y las presiones que dirigentes y representantes de sus partidos satélites ejercerán sobre los funcionarios de casilla, en un intento de amedrentamiento para que solapen las ilegalidades que planean llevar a cabo.
Chihuahua podría ser el primer estado en el que el resultado de la elección favorezca anticipadamente a favor de la candidata del PAN, María Eugenia Campos, a la que se le han sumado quienes fueron postulados por otros partidos, la última de ellos, Graciela Ortiz, del PRI; mientras el de Morena, Juan Carlos Loera, según encuestas de intención del voto, ha visto reducir significativamente la ventaja que mantenía.