Recibir la primavera con Mozart, Dvořák, Stravinsky y Pellicer

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Carlos Olivares Baró*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

El sol entra por las ventanas, mis plantas lo reciben. Yo canto un bolero de Manzanero: “Cómo yo te amé /Jamás te lo podrás imaginar / Pues fue una hermosa forma de sentir / De vivir, de morir / Y a tu sombra seguir / Así, yo te amé”. Ay, la primavera y los recuerdos. Esta estación llega para columpiarse adentro, para que las invocaciones acaricien la presencia. Mis flores reciben el agua que le regalo y sonríen: lo veo en el rubor de sus colores. Decido escuchar a Mozart, Dvorak y Stravinsky para recibir el esplendor de este marzo también con los versos de Carlos Pellicer.

El escritor cubano Eliseo Alberto (1951 - 2011) decía: “Después que Dios creó el mundo: una cosa faltaba, se dijo el Señor, y entonces puso a Mozart entre los hombres”. La sonoridad de un violín irrumpe en la mañana con fulgores clásicos y rondas amorosas: Concierto para violín y orquesta No. 5, del eternamente querido Amadeus Mozart.

Allegro aperto, Adagio y Rondo: Tempo di Menuetto. Sí, Dios sabía que todavía su obra estaba inconclusa. Faltaba Mozart después de las siete jornadas: después del cielo y el mar: y lo puso en la tierra y se empalmaron cadenzas que en este Concierto transforman el tiempo de los preludios en una soflama: Rondó a la francesa de exordios “gitanos/turcos” (Alegro) de alborozada belleza clásica.

Irrumpen las Danzas Eslavas (1, 2, 7) de Dvorak en una orquestación de suntuosidad galopante. La “Danza No. 2” con su hermoso motivo melódico de frondas de vals, romanza y bolero me hace bailar entre mis libros, entre las evocaciones, entre la tristeza y la gracia de la apoteosis orquestal en placenteras algarabías: ecos tradicionales de Serbia, Polonia, Ucrania, Bohemia, Croacia... Sabores que entibian la tarde con conjuros cadenciosos.

Llega La consagración de la primavera (escenas de la Rusia pagana): I. La adoración de la tierra, II. El sacrificio. Igor Stravinsky. Teatro Champs-Élysée, Paris. Mayo 29 de 1913: uno de los más grandes escándalos de la historia de la música, el público gritaba injuriando al compositor ruso. Compases bárbaros, feroces y arcanos complementados con concordias bitonales plagadas de discordancias: Stravinski en una licitación que dio un vuelco radical a la música.

Los instrumentistas se pasean por los parajes tortuosos de los dos segmentos (“Adoración de la tierra” y “El sacrificio”): efectos percutivos provocadores y violentos (ausencia de sonoridad expresiva) complementados con líneas melódicas superpuestas en mixtura de sonidos fiel a la ruptura stravinskiana. / “Augurios primaverales”, “Juegos de las tribus rivales”, “Danza de la tierra”, “El sacrificio”, “Círculos misteriosos de las adolescentes” y “Danza sagrada” glosados en torbellino orquestal de rugoso, virulento y satírico contraste armónico-rítmico.

Representación (interludio de la segunda parte) de progresiones que fueron concluyentes, años después, en Ravel (Bolero, 1928). “Stravinski es el mecanismo convertido en música”, escribió Deems Taylor, crítico musical del influyente rotativo New York World. Glosas instrumentales axiomáticas: confirmación de los valores futuristas de una composición que, a 109 de su primera audición, no deja indiferente a nadie. La música del autor de El pájaro de fuego es insidiosamente hermosa: feroz y exaltadamente tierna: provocativamente ineludible.

Coda. “No hay tiempo para el tiempo. / La sed es labia cantadora / sobre ese oasis enorme, / deslumbrante y desierto. / Sueño. Desnudez. Aguas sensuales. / Las ceibas se estilizan. Nacen tres mil cedros. / Algo ocurre: que hay un árbol demasiado joven / para figurar en un paisaje / tan importante. / Tristeza. / Siempre grande, noble y nueva”: Carlos Pellicer.

La Consagración de la Primavera / Stravinsky
La Consagración de la Primavera / Stravinsky
  • Artista: Orquesta Sinfónica de Detroit
  • Género: Orquestal
  • Sello: Decca
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Pedro Sánchez Rodríguez