Salvo en contadas ocasiones, las elecciones intermedias en EU han sido negativas para el presidente en el poder. Además, usualmente suelen ser un referéndum que califica su mandato, por lo que las encuestas de aprobación suelen pesar más que las que miden a los candidatos de las cámaras.
El 8 de noviembre se renovará un tercio del Senado y toda la Cámara de Representantes, por lo que los ánimos están crispados en Washington al recordar la escasa ventaja que tienen hoy por hoy y que peligra con estos sufragios.
Sin embargo, la estrategia del equipo de Biden empieza a dar buenos resultados al apuntarse victorias clave en las últimas semanas y dar un viraje agresivo en sus comunicaciones con la intención de hacer de la elección un referéndum sobre la polémica figura de Trump. Trump es el tema que más moviliza a los votantes de Biden y que puede decantar a los independientes en favor del demócrata. Trump y sus seguidores, si bien cuentan con un fervor inigualable, son un factor de división en un país que busca encontrar el camino a la estabilidad y el crecimiento.
Las elecciones pintaban para ser catastróficas para Biden, cuyos índices de popularidad hasta hace un mes eran muy bajos. La inflación —la más alta en 40 años—, la escasez de productos, el alza en los precios de la gasolina y la crisis por la guerra en Ucrania pusieron en jaque su mandato. Sin embargo, luego de apuntarse victorias importantes en la mente de los votantes, como el recuperar a niveles históricos la tasa de empleo, materializar su propuesta de perdonar deuda a los estudiantes universitarios, así como medidas para el control de precios, su aprobación ha escalado a un 44%. Este nivel ya es similar a los que tuvo Obama en sus mandatos y es superior al de Trump; sin embargo, la pelea será cerrada y es probable que pierdan el control de las cámaras.
La última jugada magistral ha sido la de centrar la atención en Trump y no en Biden. Biden no será jamás amado como puede ser odiado Donald Trump. El registro de Mar-a-Lago y la creciente ola de testimonios y evidencias en las imputaciones potenciales al presidente han llegado en momentos estratégicos pensados detenidamente. El discurso de Biden, incluso, ha girado en la idea de compararlo con “la alternativa”, montándose en la misma estrategia que le dio la presidencia.
Los siguientes meses serán de una campaña mucho más agresiva por parte de la Casa Blanca. De lograr un buen resultado en noviembre, será una fuerte llamada de atención para el Partido Republicano en busca de un nuevo liderazgo. Sin embargo, es claro que el Partido Demócrata carece de figuras potentes en sus filas que puedan no sólo hacerle frente a Trump, sino generar propuesta. Urge una renovación política total.