El traslado de las responsabilidades administrativas y operativas del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México a la Secretaría de Marina, que comanda Rafael Ojeda, es resultado de la eficacia con que esta institución, a través del equipo del vicealmirante Carlos Velázquez Tiscareño, reconfiguró y mejoró los estándares de seguridad en la terminal aérea capitalina, al tiempo que pudo sostener funcional y más allá de sus capacidades físicas una infraestructura fatigada que amenaza con derrumbarse al siguiente terremoto…, y que a pesar de sus sendas y notorios daños, este año podrá superar la visita de 52 millones de viajeros.
El AICM metafóricamente se puede equiparar con el Cañonero Guanajuato (insignia de los navíos mexicanos que participaron en la Segunda Guerra Mundial) asentada al borde del río Jamapa, Boca del Río, Veracruz: un pasado heroico, un gran servicio a la nación, custodiado y en cuidados intensivos…, y desbaratándose.
La Semar entró al quite ante los evidentes problemas de seguridad pública en el AICM. La corrupción, los contubernios y abusos habían convertido al principal aeropuerto del país —en esta y en pasadas administraciones— en reductos alados del crimen organizado. Los datos son demostrativos: 739 personas han sido remitidas ante juez cívico de febrero de 2022 a julio de 2023, así como 186 detenidos; se han inspeccionado 45,884 bodegas de aviones y, relacionado con ello, se han confiscado casi 9 toneladas de metanfetaminas, 342 kilos de fentanilo ilegal y 4 kilos de cocaína. Se han rescatado a 1,595 migrantes que viajaban en calidad de esclavos, rechazado la entrada de casi 72 mil malandros de otros países, así como detectadas y desactivadas poco más de 3 mil fuentes de radioactivas y explosivas.
El AICM es hoy por hoy una instalación con un estándar internacional de seguridad. El problema es que se cae a pedazos y no hay dinero para repararlo.
Lo que se rumora es que la Secretaría de Hacienda, de Rogelio Ramírez de la O, está preparando un mecanismo de financiamiento alterno a la compra de los bonos Mexcat con lo que están empeñados por otras dos décadas. No está claro si saldrá de un ya muy comprometido presupuesto federal, al que ya no le cabe un alfiler, o se buscará una salida como la aquí comentada de “cargarle el muerto del aeropuerto de Texcoco” a los grupos aeroportuarios privados a cambio de ampliar el plazo de sus concesiones. Pero lo que sí está claro es que se diseña un modelo para la renovación de dichas concesiones y sus Tarifas Únicas Aeroportuarias que favorezca el desarrollo de la aviación con un mayor número de viajeros.
Pero retomando el asunto central de lo aquí documentado, es que el AICM está ahora a buen resguardo…, pero necesita recursos con urgencia para atender la demanda de vuelos antes de un colapso definitivo en los servicios en sus dos terminales de pasajeros.
Los libritos de Marxito. Vaya, si casi 2 mil “profesores expertos” participaron en la elaboración de los nuevos libros de texto, según lo que dijo ayer el director de Materiales Educativos, Marx Arriaga, y ninguno de ellos pudo detectar errores como que Benito Juárez no nació el 18 de marzo, estamos ante un grave caso de “ceguera de taller” o un avanzado caso de “obnubilación cognitiva” entre el personal consultado. No se puede decir, dicha sea la verdad, que sea un problema muy extendido pues si luego de meses de presuntas consultas a lo largo y ancho del país se registraron notablemente menos las vistas en YouTube a las discusiones sobre tales libros que las registradas por Momento Financiero (en la que este columnista participa junto con Alejandro Rodríguez) o el Pulso de la República, de Chumel Torres, entonces se trató de pláticas en lo oscurito para elaborar un remedo que no refleja la pluralidad de un país que busca el futuro. Se tratan de libritos con los cuales se busca imponer una visión sectaria y desmembrada de la república, de su historia y del conocimiento básico para las personas.
Maiceros a la carga. Y los productores agrícolas de Sinaloa volverán a las calles a manifestarse en caso de que continúe el retraso en el pago de sus cosechas, pues están a punto de caer en cartera vencida el próximo 11 de agosto, cuando vencen los avíos de la desaparecida Financiera Nacional de Desarrollo. Vaya, Arnoldo Verdugo Aguilar, vicepresidente nacional de la rama Producción Maíz, de la Confederación Nacional Campesina, recordó que a estas fechas ya les habrían pagado…, y nada.
Otro grupo de agricultores enojados se está saliendo del huacal por la abulia gubernamental ante la situación, incluso para comprar el medio millón de toneladas de maíz blanco que la federación aseguró compraría bajo el esquema de precios de garantía. El secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos, se reunió ayer con los inconformes. ¿Habrá solución o mayores problemas?