Francisco Martín Moreno ha dejado en pausa momentánea la historia y la política para dedicarse de lleno a la nueva novela que acaba de publicar. Dime que no es cierto es un libro que habla de superstición, amor, intrigas y venganzas, entre muchas otras cosas.
Francisco Martín Moreno (FMM): Mira, me pasó lo siguiente: llevaba ya 13 años en ADN40 con un programa de historia, ya eran prácticamente mil programas, y el año pasado fueron los 200 años de la llegada de Iturbide al poder y este año, cien del asesinato de Villa. Tengo 30 novelas en relación con la Historia de México y dije: “Yo quiero algo distinto”, y al mismo tiempo me congestioné con la historia. No te estoy diciendo que la voy a abandonar, volveré a ella, porque es mi vida. Pero también me pasó una cosa muy curiosa: me dio una especie de intoxicación por la política, de la política. Me enojé mucho cuando cerraron el aeropuerto y que costó 400 mil millones de pesos, luego cerraron las estancias infantiles, luego tiran el dinero a la calle con el Tren Maya, asesinan a 150 mil mexicanos en esta administración, en fin, los pleitos con los Estados Unidos, la contaminación ambiental, el avance del narco… Me harté y dije: “¡Ya! Quiero una cosa distinta a la historia y a la política”. Justo en ese momento un amigo mío me llama y me dice: “Oye, acabo de ver a una bruja, ¿por qué no vas a ver a la bruja? A mí me dijo maravillas en materia de amor, de familia, de seguridad, de negocios. Me fue muy bien, rompe con la rutina”. Voy a ver a la bruja que me dijo pura tontería, pero de ahí salió esta nueva novela, y nace el protagonista, a un magnate que se llama Alonso Roel, que es terriblemente supersticioso, no salía en martes 13, si veía un gato negro se regresaba a su casa, no pasaba por debajo de una escalera. Un magnate, pero magnate de 50 mil millones de dólares, no creas que pequeñito.
Bibiana Belsasso (BB): ¿Y qué pasa cuando el protagonista de la novela ve a esta bruja?
FMM: Le leen el tarot, le dice la bruja: “Mijito, tu mujer te engaña con otro hombre” y aquel le arrebata las barajas y le dice: “¿Cómo que me engaña? ¿Dónde dice?”, “Bueno, aquí no dice la dirección ni el teléfono ni el nombre del amante”. Pero entonces sale furioso y le llama al amigo que le recomendó a la bruja, y el amigo le dice: “No hagas caso, pide otra opinión”. Pide otra opinión, va a ver a otra bruja y le dice a la bruja: “No quiero que me leas las cartas, todo lo que yo quiero es que me leas la mano”, y al extenderle la mano le dice: “Mijito, tu mujer te engaña con otro hombre”. Tan supersticioso como era, va y se enloquece, y se pierde y empieza a espiar a la mujer, le empieza a poner detectives, le hackea las cuentas, pone teléfonos en la sala, en el comedor y en el baño para saber con quién habla, la sigue cuando va a ver a sus amigas o cuando va al salón de belleza. Total, a los cuatro meses la señora revienta y le dice: “Ya no te aguanto con tus celos”. Y bueno, ahí cuento también la historia de Otelo, de la obra de Shakespeare, cuando Otelo desperado también porque le dicen que Desdémona lo engaña, un día asfixia a Desdémona, la asesina, la mata, y luego descubre que Desdémona era inocente, porque nunca lo había engañado, y en ese momento él se suicida. Y todo esto lo cuento, es ver a qué extremos pueden llegar los celos, a dónde pueden conducirte los celos.
BB: Estos celos obsesivos que pueden llegar a que, efectivamente, alguien te engañe porque está harto o harta de esos desplantes.
FMM: Sí, pero él nunca le logra comprobar nada y un día truenan. A los cuatro meses va a un restaurante y al brindar y levantar su copa con la mano derecha, ve a cuatro mesas de distancia a su mujer, o su exmujer, tomada de la mano con el amigo que le dijo que fuera a ver a las brujas.
BB: ¿Entonces el amigo planeó todo?
FMM: Yo juego con todo eso, pero luego ya veremos si realmente lo tramó o no. Y se cruza con otra historia, la del magnate, con su hijo chelista. El papá le dice al hijo: “Yo tengo 68 y quiero que dejes el chelo y te vengas a administrar mis negocios”, y el hijo le dice: “Espérate un momentito, papá, a ver, déjame decirte, el chelo es mi voz, el chelo es mi alma, yo me comunico conmigo ocho horas al día. ¿Cómo crees que yo voy a dejar el chelo para ir a discutir el contrato colectivo de trabajo con tu líder sindical? ¿Cómo crees que yo voy a hablar con los banqueros o con los proyectos? ¿O qué, me voy a dedicar a pegar tabiques?”. Y el papá le dice: “Pero todo esto lo hice por ti”; “Mientes”, le dice el hijo, “No lo pudiste haber hecho por mí y por mi hermana —la hermana es pintora—. Porque simple y sencillamente, si lo hiciste por nosotros, entonces dime ¿cuáles son las cosas que dejaste de hacer y qué sacrificaste para dedicarte a ganar dinero?”.
Y el hijo le dice que lo más caro en la vida no se vende, lo más caro no lo puedes comprar con dinero, y entonces le dice el hijo: “Perdiste tu tiempo toda tu vida porque en lugar de explorarte por dentro y ver qué más podías hacer, dedicaste toda tu vida a algo que no se puede comprar con dinero”. El papá se frustra y le dice: “Entonces, ¿qué voy a hacer con el dinero? Si tu hermana no va a manejar mis negocios y tú tampoco, ¿qué voy a hacer con mi dinero?”. El hijo le dice: “Yo lo sé, papá, tengo una idea hace mucho tiempo: Mira, en la colonia Buenos Aires está llena de rateros que se roban los tapones de los coches, los espejos, los radios, se roban todo, entonces pongamos ahí un conservatorio de música”. “¿En la colonia Buenos Aires?”. “Sí, vamos a darles clases de flauta transversal, de flauta, de guitarra, de violín, de viola, de chelo, a los ladrones, vamos a cultivarlos y vamos a rescatar en ellos un sentido artístico”. Entonces construyen el conservatorio, se llena de ladrones y todos empiezan a tocar instrumentos y un buen día, toca la orquesta de exrateros de la colonia Buenos Aires en el Palacio de Bellas Artes, y les cambió la vida absolutamente a todos.
BB: Paco, me encanta este cambio que has tenido en esta novela, ya estoy deseosa de devorármela, pero tampoco está tan alejada con la realidad. Nuestros políticos consultan a brujas para tomar decisiones que afecten directamente a la gente, muchísimos empresarios riquísimos también son muy supersticiosos y tampoco encuentran la felicidad, y bueno, lo que estás diciendo tú es que, de alguna manera, con este dinero se pueden hacer políticas públicas que valgan la pena.
FMM: Claro, por supuesto, además, tienes el caso del presidente Reagan, que Nancy le llevaba dos o tres veces por semana brujos para que le leyeran la suerte, y el presidente Bush Jr. también tenía dos o tres videntes y que no podía prescindir de ellos.
BB: Bueno, el presidente López Portillo también era supersticioso, entre muchos otros mandatarios mexicanos.
FMM: A ver, cuando dicen: “No puede ser que un magnate haga eso”, no, sí, claro que puede, y cuando le dicen que su mujer lo engaña, de todo el poder, la autoridad los celos lo devoran, entonces cómo te puedes equivocar con una cosa de éstas.
BB: Siempre es una garantía leerte, porque lo que dices es cierto, hay que desintoxicarse de lo negativo, hay que desintoxicarse de la política en un mundo tan polarizado como está ahora, y hay que meternos a la novela y esta vida de ficción que también es riquísima y preciosa.