Seguramente a usted no le suena el nombre Bachíniva. Es uno de los 67 municipios del estado de Chihuahua, habitado por más o menos cinco mil personas, muchas de origen tarahumara.
¿Qué tiene de especial? En el jardín central del municipio hay un obelisco que relata uno de los acontecimientos más importantes de su historia: fue uno de los pocos pueblos que acudieron al llamado de Francisco I. Madero en 1910, cuando el apóstol de la democracia llamó a levantarse en armas contra Porfirio Díaz y los malos gobiernos.
Y usted dirá ¿a qué viene todo este cuento? A eso voy, querido lector, no se desespere…
Este fin de semana Bachíniva —que actualmente es administrado por el partido que también gobierna la entidad— fue visitado por políticos de oposición en campaña que buscan el voto de cara a la elección del 2 de junio.
Prometieron combatir el rezago educativo en el municipio, que alcanza a poco más del cinco por cierto de la población del mismo, según datos oficiales.
La mayoría de las personas en este lugar llegan hasta la secundaria y muy pocos alcanzan niveles de escolaridad de licenciatura.
Les prometieron revertir la precaria situación de salud y devolverle a las clínicas rurales los medicamentos necesarios para atender a la población. No sólo eso, los habitantes se quejaron que para llegar a un hospital hay que recorrer 184 kilómetros hasta la capital y 82 kilómetros para llegar a una clínica más o menos surtida en el municipio de Cuauhtémoc.
Entre otras promesas, los políticos en campaña también mencionaron la falta de recursos para la reparación de carreteras, que aquí se les conoce como “El camino de la muerte”, y lo mismo del uso y tratamiento del agua, recurso importantísimo para la actividad agrícola y la vegetación.
“Hace cien años, cuando Francisco Villa pasó por aquí, se le conocía como el Paseo de las Acacias, hoy si acaso quedan una o dos, todo lo demás son árboles que han traído de otras zonas, ya no son especies endémicas”, me dijo uno de los asistentes al mitin sobre la deforestación.
Por supuesto y como está de moda, no podía faltar la promesa de acabar con la corrupción que ha tenido sus escándalos en la entidad, por ejemplo, la impresión de copias de libros para los niños de educación básica y que costaron más de 60 millones de pesos, dinero que paró en los bolsillos de algún funcionario del gabinete estatal.
A lo que voy es que Bachíniva fue uno de los pocos municipios que, cansados de los malos gobiernos, se levantó en armas hace más de cien años para acabar con las administraciones que abusaban del pueblo y que se olvidaron de sus necesidades.
Hoy, en pleno 2024, el municipio sigue siendo presa de políticos en campaña que buscan el voto sólo por temporadas, pero que se olvidan de sus habitantes y sus peticiones. Bachíniva es la exhibición patente de lo que seguramente ocurre en muchos de los dos mil 446 municipios de nuestro país.
En el baúl. El INE dio de baja 39 mil registros o solicitudes de mexicanos que pidieron votar desde el extranjero. Esto provocó que muchos connacionales en distintos países recibieran un mail informándoles que su solicitud se revisaría con minuciosidad y a detalle. El tema es que en esos registros que no pasaron es que se encontraron casos en los que fueron solicitados desde el mismo código postal en territorio nacional e incluso con la misma dirección IP. ¿Quién le quiso meter gol al árbitro electoral? ¿Quién cuenta con los recursos humanos y tecnológicos para intentar esta nueva modalidad de “operación tamal” con los votos de mexicanos en el extranjero?
Basta por hoy, pero el próximo lunes… regresaréeeeeeeee!