Este día será declarada formalmente presidenta electa de México Claudia Sheinbaum Pardo.
Es un día histórico. Por primera vez nuestro país tendrá una presidenta mujer. Tuvieron que pasar muchas cosas y muchos años para que llegáramos a este momento. Somos un país machista al que le ha costado trabajo entender nuevos tiempos y, sobre todo, el gran fenómeno en que se ha convertido el feminismo.
Cuando Octavio Paz fue cuestionado sobre lo más importante de la segunda mitad del siglo XX aseguró que por encima del desarrollo tecnológico lo que le va a cambiar al mundo su destino es el nuevo rol de las mujeres, lo cual se debe sólo a ellas.
Necesitamos algo más que cuotas de género, porque la cotidianidad sigue marcada por la discriminación, la violencia intrafamiliar y en muchos casos los feminicidios.
Las cosas no van a cambiar en automático para las mujeres con la llegada de Claudia Sheinbaum. Sin embargo, su sola presencia deberá ser un factor central para que se dé una revolución de conciencias en cada uno de nosotros, entre los hombres y también las mujeres. Ella tiene la obligación de enarbolar la causa. Su gabinete empieza a dar indicios de lo que puede pasar, pero es evidente que se requiere, insistimos, algo más que cuotas.
Los cuestionamientos a partir de ahora deberán dirigirse a lo que haga como presidenta. Los antecedentes inmediatos generan una buena cantidad de dudas, porque en los últimos años el Gobierno no ha sido particularmente atento con la causa de las mujeres, y además de que se concentró el poder en una sola persona. Claudia Sheinbaum llega a la Presidencia con el apoyo directo del Presidente, era la corcholata favorita, definición muy lamentable desde donde se le vea porque si nos atenemos a ello acabaron destapándola.
La presidenta electa mucho tendrá que hacer en esta materia. La tasa de feminicidios ha crecido de manera significativa y no sólo eso, la violencia contra las mujeres se ha incrementado de la mano de la impunidad. Demandas van y demandas vienen y la autoridad no atina a actuar de manera directa en contra de los responsables.
Los ministerios públicos siguen siendo cuartos oscuros. Cuando las mujeres presentan demandas de abuso sexual o agresiones las respuestas son agresivas e insinuativas de que eventualmente ellas hayan provocado lo sucedido.
Si algo se puede decir que ha cambiado se debe a las propias mujeres que han ido aprendiendo a defender su causa cohesionándose de tal manera que hoy a través de colectivos han encontrado mecanismos de autodefensa, a pesar de que muchas veces sean señaladas y que en Palacio Nacional no las reciban ni por asomo.
Mucho tendrá que hacer Claudia Sheinbaum en la materia para hacer a un lado la imagen de un Presidente que no fue particularmente sensible con la causa de las mujeres. Recordemos que desde el principio de su sexenio tuvo fuertes enfrentamientos con los colectivos femeninos y feministas como sucedió el 8 de marzo de 2019, ese día pareciera que terminó ser el destino del sexenio.
Es sabido que la Presidenta electa no va a pintar raya alguna con su antecesor. Desde que ganó las elecciones el propio Presidente se ha encargado de colocarla como una extensión de él mismo sin dejar que ella haga una suerte de gira de agradecimiento. Lo que ha hecho es llevarla a todos lados en su gira del adiós.
El país está cargado de pendientes y de herencias que quizás por ahora no se ven, pero que nos pueden explotar en cualquier momento.
Claudia en lo inmediato deberá representar a las mujeres mexicanas, las que piensan como ella, pero, sobre todo, las que no piensan como ella ni como la 4T; es un momento único en nuestra historia.
RESQUICIOS.
Nos dice Guadalupe Mora que los gobiernos estatal y federal no han hecho nada con el problema de los limoneros. Plantear que lo que quieren es subir los precios es una brutal mentira para esconder sus incapacidades y complicidades, son los Viagras y en el Gobierno lo saben.