Ayer, en un lapso de dos horas, cuatro sismos se sintieron en la Ciudad de México, tres con epicentro en la capital y uno más en Guerrero. De acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional, la magnitud de los dos primeros fue de 2.4 y 2.2, ambos con epicentro en la alcaldía Benito Juárez. El tercero fue de 1.5, en Álvaro Obregón.
Más tarde, un temblor de magnitud 5.2 se originó en Ciudad Altamirano, Guerrero, lo que provocó que se activara la alerta sísmica. En los primeros tres sismos la alerta no sonó, pues hay que recordar que la magnitud debe superar ciertos grados, y además, estamos muy cerca del epicentro.
Los que se dieron en la CDMX son parte de los microsismos que se han tenido de manera recurrente por la falla Mixcoac-Plateros, que ha sido estudiada y monitoreada muy de cerca por expertos de la UNAM. Hace un par de meses, cuando se sintieron fuertemente varios microsismos en la ciudad, conversamos con uno de los más reconocidos sismólogos del país, quien forma parte del equipo de estudio de estos fenómenos, que son de baja intensidad, pero cuyo epicentro está en plena capital y han sido muy frecuentes.
Los pasados 12 y 14 de diciembre se sintieron fuertemente dos sismos que duraron muy poco tiempo en la Ciudad de México. Poco después, decenas de microsismos se han percibido con una magnitud de entre 1.2 y 2.8. Platicamos con el doctor Leonardo Ramírez Guzmán, coordinador de Ingeniería Sismológica del Instituto de Ingeniería de la UNAM, y nos explicó qué está pasando.
Bibiana Belsasso (BB): ¿Cómo se descubrió que hay una falla sísmica en esta zona?
Leonardo Ramírez Guzmán (LRG): Se han hecho estudios muy profundos para detectar la causa, hoy se sabe que hay una falla geológica. Encontramos esta falla por la última secuencia de sismos que sentimos en diciembre del año pasado y enero de este año. Nosotros somos un grupo de ingenieros civiles, geofísicos y electrónicos, y estábamos preocupados por lo que estaba ocurriendo con las viviendas. Decidimos establecer una serie de sitios de medición para monitorear lo que pasa en la zona, no teníamos muy claro que era específicamente la de Mixcoac, pero sí pusimos aparatos en la periferia. Cuando revisamos la información notamos discrepancias con lo que reportaba el Servicio Sismológico y lo que obteníamos con nuestra red, y decidimos venir. Empezamos a caminar para revisar donde había reportes de daños por parte de Protección Civil para ver las estructuras y nos encontramos que había una grieta en Los Echave que estaba relativamente fresca y se propagaba hacia el oriente y el poniente, que cruzaba Periférico y Avenida Revolución, y ya con información de los daños de los epicentros que habíamos recalculado, regresamos al laboratorio y vimos que con esos datos no era suficiente. Entonces, con información satelital hicimos cálculos y vimos que había una subsidencia, es decir, había bajado la parte norte de la grieta con respecto a la parte sur; una vez que vimos esta información, concluimos que ahí había una falla.
BB: Regresaron al laboratorio para revisar los mapas hechos por el ingeniero Moser en los años 90 sobre las fallas en la CDMX.
LRG: Hay muchas versiones de estos mapas. Se alcanzan a ver unas rayas punteadas que propone el ingeniero Moser que ocurren en la Formación Tarango, que es una de las más viejas de la ciudad, eso está un poquito más al poniente, serían las colonias que están cruzando el Periférico, de la alcaldía Benito Juárez a la Álvaro Obregón. Esta Formación Tarango tiene muchas grietas. Hay algunas propuestas de fallas inferidas a partir de esta información y una de ellas es ésta en la que estamos trabajando, que es la falla del segmento Plateros-Mixcoac, que es probablemente la continuación de una falla que está más hacia el poniente.
BB: ¿Cómo estar seguros de que se trata de una falla sísmica?
LRG: Estudiamos tres teorías: la primera, la recarga y descarga del acuífero del Valle de México en la zona de la Sierra de las Cruces. La idea es que llueve, se llena el acuífero y genera cambios en el estado de esfuerzos que hacen que las fallas que estaban, digamos, estáticas por esos esfuerzos, esas fuerzas que se generan, se despeguen y generen un temblor. Otra es el tectónico-regional, es decir, la placa de Norteamérica subduce a la de Cocos, esto hace que se generen ciertos esfuerzos y, localmente en la CDMX, estas fallas se muevan con el mismo mecanismo, la causa es la diferencia. Una tercera es la probable relación con la extracción de agua, ésta nos preocupa menos porque, probablemente, no tenga mucha incidencia.
BB: Conociendo que hay una falla en estas calles de Mixcoac, ¿qué pueden esperar los vecinos?
LRG: El proceso de sismicidad de la zona ha existido siempre, no es nuevo. Los reglamentos toman en cuenta ciertos niveles de intensidad, las casas se diseñan considerando ciertas aceleraciones en el suelo y pensamos, eso es algo que estamos revisando, que los niveles con que se diseñaron la mayoría de las viviendas y edificios, estén dentro de esos niveles y sean los adecuados. Trabajamos en verificar cuál sería el impacto de esta falla. La respuesta, en este momento: seguimos explorando cuáles son, primero, las posibles causas, y después, los posibles efectos.
BB:¿Por qué está temblando tan frecuentemente en la CDMX?
LRG: Es lo que estamos investigando para tener bien claro dónde están las fallas. Una teoría más que estudiamos es la creación o la generación de temblores por temblores más grandes. Eso sabemos que ocurre en el mundo, hay temblores que han detonado otros más pequeños en algunas zonas, y parece que algunos de los microsismos están siendo detonados por sismos más grandes que tenemos en la costa del Pacífico.
Hoy no tenemos ningún elemento para decir sí van a ocurrir o no nuevos sismos, lo que podemos decirles es que debemos estar listos para un evento. Los sismos no se pueden predecir. Y la alerta sísmica, estando tan cerca del epicentro, no nos puede adelantar el movimiento
BB: ¿Cuáles son las nuevas tecnologías que se utilizan?
LRG: Utilizamos los satélites para hacer tomografía y la topografía nos permite ver que había hundimientos permanentes. Tenemos una campaña de medición topográfica para tener con mucha precisión el estado actual en la zona, monitoreamos la región para detectar pequeños sismos y poder dibujar, al menos en este momento, con los epicentros, la geometría de la falla. Trabajamos en los preparativos de un estudio de reflexión que vamos a utilizar un Vibroseis y nodos con los que vamos a detectar el movimiento y reflectores que nos van a indicar el tamaño de la falla. Y finalmente, estamos haciendo una excavación para instalar un sensor a 100 metros de profundidad y vamos a monitorear con GPS toda la zona para ver los movimientos muy pequeños, casi imperceptibles, con otro tipo de instrumentación. Y, por supuesto, seguimos trabajando con imágenes satelitales, revisando qué es lo que ha pasado desde que tenemos información que nos comparten las diferentes agencias internacionales.
BB: ¿Qué tanto riesgo hay si se tiene una falla sísmica como ésta?
LRG: Sería la grieta que puedes, de alguna forma, controlar. Hay mucha experiencia en EU y en Europa de este tipo de fallas. El estadio de la Universidad de Berkeley se construyó en torno a una falla, y el estadio está diseñado para soportar el movimiento. Hoy no tenemos ningún elemento para decir si van a ocurrir o no nuevos sismos, lo que podemos decir es que debemos estar listos para un evento. Los sismos no se pueden predecir. Y la alerta sísmica, estando tan cerca del epicentro, no nos puede adelantar el movimiento.