Comunidades enteras en Chiapas están siendo tomadas y manejadas por el crimen organizado. Estos grupos, enfrentados entre sí, son prácticamente dueños de distintos lugares dentro del estado.
Esto hace que la gente de las comunidades invadidas se alíe con los criminales, éstos les brindan protección y suministran lo básico que necesitan a cambio de tener el control de la localidad. El tejido social en toda esa zona del país hoy corre peligro.
Un ejemplo de lo que está pasando es lo ocurrido en Jaltenango de la Paz, en el municipio de Ángel Albino Corzo, Chiapas. Durante más de cuatro días se dieron enfrentamientos para no permitir la entrada de la Guardia Nacional a su comunidad.
Pobladores, instigados por criminales, mantuvieron retenidos a 40 militares y 10 policías estatales como protesta contra los operativos de las Fuerzas Armadas. Y es que no sólo impidieron la entrada de las fuerzas castrenses, tampoco dejaron entrar a elementos de la Guardia Nacional.
Desde el pasado jueves 14 de noviembre, algunos pobladores advirtieron que prohibirían el paso a las fuerzas de seguridad federales, asegurando que su municipio se encuentra en paz y que no necesitan ayuda.
La realidad es que Jaltenango de la Paz, en el municipio de Ángel Albino Corzo, no se encuentra en paz. Algunos pobladores confidencialmente aseguran que son coaccionados por los grupos criminales para que realicen los bloqueos e impidan las operaciones militares. Si lo dicen abiertamente, los matan.
Las autoridades federales tienen la información de que en esa zona el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel Chiapas Guatemala reclutan a jóvenes menores de edad para encabezar esos bloqueos y poder seguir con sus actividades delictivas, que incluye, el tráfico de drogas, migrantes y armas, así como asaltos, secuestros, cobro de piso, reclutamiento forzado y balaceras.
Evidentemente, a estos grupos criminales no les conviene que entren Fuerzas Federales a tomar el control.
Lo que sucede en la comunidad de Ángel Albino Corzo se repite en otros municipios de Chiapas y otras entidades del país, donde los grupos criminales utilizan como carnada o primer frente a los pobladores para evitar que las policías, militares y Guardia Nacional accedan a las zonas.
Tan sólo en estos últimos días en Chiapas, los bloqueos fueron reportados en las casetas de policía sobre la carretera a Tuxtla Gutiérrez. Los militares que quisieron evitar un enfrentamiento con los pobladores para no arriesgarlos, hoy están en un predio cercano a la cabecera municipal de Ángel Albino Corzo.
Desesperación
Es tal el dominio de grupos criminales en toda esa zona, que incluso muchos funcionarios locales han sido secuestrados o asesinados por no someterse a los delincuentes.
El pasado mes de mayo se difundió un video en el cual el comisariado del ejido Jerusalén, del mismo municipio, declaró nexos entre cárteles de la droga y alcaldes que en ese entonces estaban en funciones. Muchos lo hacen por amenazas a ellos y sus familias.
Los habitantes quieren que los auxilien las Fuerzas Armadas, pero hay que hacer un trabajo muy importante de inteligencia para que no haya un enfrentamiento entre fuerzas castrenses con los pobladores que son rehenes de los criminales.
La tensión que se vive en Ángel Albino Corzo puede escalar y provocar enfrentamientos, como los ocurridos hace tres meses, pues en esa ocasión la violencia y los bloqueos se extendieron a Chicomuselo, Frontera Comalapa, Motozintla y Comalapa.
Chiapas tiene hoy un problema real de inseguridad por los grupos criminales que se disputan el control de los territorios, porque desde ahí, sobre todo en la zona de la frontera, se maneja de todo, desde el tráfico de drogas hasta el de personas. Muchas familias chiapanecas han tenido que abandonar sus tierras, incluso algunas han huido a Guatemala.
Son tantas las balaceras y enfrentamientos, que hay cuerpos que aparecen abandonados en los caminos y nadie los reclama. En otros casos a los habitantes que resultan heridos les da miedo acudir a los centros de salud, porque ahí también ha habido balaceras.
Desde agosto pasado fueron enviados a Chiapas cerca de 200 soldados con la finalidad de fortalecer los trabajos de inteligencia y disminuir la incidencia de delitos de alto impacto, y otro contingente llegó en octubre, marcando el inicio de la nueva estrategia de seguridad del nuevo Gobierno federal. Hoy, están empezando a trabajar fuertemente en ese estado, pero cuando se mezcla la delincuencia con las comunidades que tienen muchas carencias, la situación es muy triste y con una dificultad enorme para recuperar la paz.
En casi la mayoría de los municipios de Chiapas la situación de violencia es prácticamente insostenible. Así ocurre en Berriozábal, Ocozocoautla, Palenque, Tapachula y Tuxtla Chico. Por ejemplo, en estas fechas, Tapachula se encuentra entre los municipios con mayor incidencia delictiva a nivel nacional.
Los homicidios dolosos en el 2024 han aumentado 69.2% en comparación con el mismo periodo de 2023, según datos del Observatorio Ciudadano Chiapas. Este aumento se traduce en 357 carpetas de investigación registradas, marcando el nivel más alto desde 2015.
El mismo organismo indica que la tasa de homicidios dolosos en la entidad es de 5.92 por cada 100 mil habitantes, aún por debajo de la media nacional de 9.68. Sin embargo, municipios como Suchiate y Pantelhó presentan las tasas más altas, y el 70% de los homicidios fueron cometidos con armas de fuego.
Urge trabajar en Chiapas. Todo indica que la estrategia de seguridad de Fuerzas Federales ya está operando para poder lograrlo, pero mientas los grupos criminales sigan fortalecidos y peleando por el control de ese territorio, parece difícil que Chiapas recupere la paz.
Hoy, los grupos criminales quieren quedarse con todo, hasta con los habitantes de Chiapas.