Corea del Sur busca retornar a la senda de la normalidad, pero la oposición exige llevar a juicio al presidente Yoon Suk Yeol tras una ley marcial injustificada que sumió en la confusión al país por un lapso de cinco horas.
Críticos en la Asamblea Nacional presentaron una moción al sostener que si no hubieran intervenido habría estallado una crisis sin precedentes, pues quien cumplió dos años en el poder se lanzó contra disidentes al denostarlos como “fuerzas antiestatales” por un presunto apoyo al régimen vecino de Norcorea que no demostró.
Y afirman que cuentan con lo necesario para destituirlo, pues sólo requieren del voto de dos terceras partes (200) cifra similar a la conseguida ayer para recuperar la tranquilidad y obligar a las Fuerzas Armadas a volver a los cuarteles. Además, resalta que cuentan con apoyo ciudadano, sector que reanudó actividades tras un día caótico, pero convocó a una huelga masiva contra la violación constitucional de Yoon Suk Yeol, y por la noche realizó una vigilia multitudinaria para exigir un cambio.
Esos escenarios anticipan el fin de la gestión del líder de 63 años; el Partido Democrático se siente confiado y prevé votar el fin de semana su continuidad, según los protocolos, con una deliberación entre 48 y 72 horas después de presentar la moción, pero afines al mandatario, del Partido del Poder del Pueblo, buscan bloquearlos.
En tanto, el ministro de Defensa ya renunció al ofrecer disculpas a la población por el caos tras la movilización de las tropas que intentaron tomar el control legislativo ante una supuesta amenaza. Kim Yong-hyun asumió la responsabilidad de esta crisis al referir públicamente que sus soldados sólo siguieron órdenes, lo que algunos ven como un intento de salvar al ejecutivo federal. Y es que según algunos medios fue el mando militar quien sugirió a Yoon Suk Yeol declarar la polémica ley marcial.
