El gabinete de Estados Unidos enmendó la propuesta del presidente Donald Trump en la devastada Gaza ante el cúmulo de críticas y rechazo global, pues la mayoría de países ve en su pretensión un claro intento “expansionista” para transformar la zona en la “riviera de Medio Oriente”.
Pese a que el magnate fue explícito al exponer su intención de asumir la “propiedad a largo plazo” de la zona bombardeada los últimos 15 meses ante la guerra entre el ejército israelí y terroristas de Hamas, su equipo minimizó dicho mensaje al descartar algún envío de tropas o de fondos, más allá de la promesa de ayudar a reconstruir una región inhabitable.
Su secretario de Estado, Marco Rubio, puntualizó que el planteamiento se basa sólo en la reubicación de 1.8 millones de palestinos. De gira por América Latina, el diplomático desmintió una postura “hostil”, al sugerir que se ofreció remover escombros y bombas e impulsar que naciones árabes abran sus puertas a la comunidad palestina ante las condiciones en la Franja, con múltiples edificios destruidos tras este choque.
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Lo que respaldó la vocera presidencial, Karoline Leavitt, al indicar que el objetivo es buscar un espacio temporal para gazatíes, pues es claro que la zona es “inhabitable” e ironizó que lo cuestionable sería ignorar la situación precaria de miles de familias, mientras el mundo tacha de “ridículo” e “inadmisible” cualquier cambio al insistir que sólo Gaza decide sobre su territorio, mientras sigue ingresando ayuda humanitaria.
No obstante, otros parecieron avivar el fuego. El titular del Pentágono, Pete Hegseth, dijo “estamos dispuestos a estudiar todas las opciones”, previo a reunirse con el premier Benjamin Netanyahu; y Mike Johnson, líder de la Cámara de Representantes, pugnó por esperar detalle del plan por el que líderes y Gobiernos advierten una desestabilización o que podría, incluso, escalar el odio o el extremismo.
Pero nada de lo que expuso o hizo Washington calmó el ánimo ante esta retórica “expansionista” que no es nueva, pues en su segundo mandato en la Casa Blanca el político de 78 años ya hizo patente repetidamente tal apropiación, al apuntar a Groenlandia, el golfo de México —al que busca renombrar como golfo de América— y hasta el canal de Panamá.
Y es que la comunidad internacional se unió contra dicha amenaza, pese a que el también empresario inmobiliario alardeó que “a todo el mundo le encanta” su idea tras supuestamente dialogar con líderes de Medio Oriente.
Pero justamente líderes árabes y en Medio Oriente, como en Arabia Saudita, Jordania y Turquía, entre otros, fueron frontales al tachar de “inaceptable” su política de “anexión” y que rememora a intervenciones militares fallidas en Afganistán e Irak. Con duros mensajes le reclamaron que en vez de abonar hacia la “paz duradera”, aproveche la crisis para hacer de una zona devastada un atractivo global, pues en el pasado su yerno y exasesor, Jared Kushner, elogió esa zona en la costa como “valiosa”.
Otros reprocharon su falta de ética y moral al señalar que arrastrará a la zona a una crisis mayor con desplazamientos forzados, lo que equivale a crímenes de lesa humanidad. En tanto, gazatíes atajan el plan trumpista al declarar que si otros no lograron sacarlos él tampoco y que Gaza no está a la venta.
No obstante, según testimonios de agencias, temen que si salen para dar paso a una reconstrucción que tardaría décadas wnunca los dejarán volver dando paso a asentamientos ilegales que van en contra del esfuerzo hacia una solución de dos Estados, que respalda Europa, pero que Tel Aviv rechaza tajantemente.
Y es que cualquier cambio en Gaza avivará la tensión o afectará el alto al fuego cuando la resistencia islámica abrió negociaciones para avanzar en la segunda fase de tregua y liberar a más cautivos.
En tanto, organismos internacionales exigieron al magnate evitar violaciones internacionales al sostener que sus planes implicarían salidas forzadas.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, externó su preocupación de que “empeore” el problema al tachar su propuesta de “limpieza étnica”, de lo que ya se ha acusado a Israel.
En tanto, Human Rights Watch (HRW) arremetió por la evidente “abominación moral”; mientras que Amnistía Internacional (AI) llamó al mundo a defender los derechos humanos de los palestinos ante decisiones cuestionables.
