Por si había alguna duda todavía, ha quedado claro cuál será la forma de gobernar de Donald Trump con respecto a nuestro país.
Si bien no debería tomarnos por sorpresa –pues los modos empleados son los mismos que utilizó durante su primer mandato–, es evidente que la agresividad y radicalidad de sus políticas aumentarán exponencialmente –como ya quedó de manifiesto–, por la mera experiencia política que le dejó su administración previa y por el simple hecho de que ahora puede darse el lujo de hacerlo, prácticamente sin límites.
Habrá que tener muy presente que, fiel a su estilo, el presidente norteamericano mantendrá el yugo constante sobre el gobierno de nuestro país, con amenazas aparentemente creíbles, pero que difícilmente pueden llevarse a la práctica —por paradójico que parezca—, pero, qué más da, si se trata de una gestión de lo absurdo, para obtener prácticamente cualquier cosa de nuestra parte, por medio de una estrategia básica de cualquier negociación, en donde se apunta hacia lo más alto, con la verdadera intención de obtener todo lo que quede en el medio.

Luz Elena encabeza encuentro
De este lado de la frontera, para Claudia Sheinbaum y su administración, es urgente plantearse la estrategia mínima que sostendrá para lidiar con el magnate –a sabiendas de que la de su contraparte será a punta de caprichos– y los límites a los que está dispuesta a llegar, en una relación que apenas comienza y que no podrá ser comprendida entre ninguna regla civilizada de negociación.
También habrá que preguntarse si hay algo que pueda cambiar el Gobierno mexicano en tan sólo un mes, como para evitar las represalias arancelarias de Donald Trump. Porque, la verdad sea dicha, para un bully como él, nada de lo que haga nuestro país será suficiente y siempre nos encontraremos a expensas de que surja cualquier otro capricho en su cabeza, para amenazar con detonar una crisis bilateral.
Por lo pronto, 10 mil tropas adicionales de la Guardia Nacional ya han sido desplegadas en la frontera norte de nuestro país, con la encomienda de frenar la migración ilegal hacia Estados Unidos y detener, también, el tráfico de fentanilo –casi nada–, lo que le ha ganado un mes de tregua a Sheinbaum y su gente, que deberá ser muy bien aprovechado, al tiempo que enfrenta una de las mayores crisis ocasionadas por el crimen organizado en épocas recientes en México y que, simplemente, parece no tener fin.
Lo que, por donde se le vea, para nada resulta alentador, es que esto apenas comienza y que, en los siguientes cuatro años, seremos testigos, una y otra vez, de cuán desiguales pueden ser las relaciones entre países, y en donde lo único que quedará en evidencia es de qué están verdaderamente hechos el resto de los liderazgos del mundo.
Desde chiqueros. Ayer se presentó, por última vez, el matador valenciano Enrique Ponce en la Plaza de Toros México, como parte del cartel del 79 aniversario del Coso de Insurgentes. Un torero de época que, sin duda, tuvo enormes tardes en la capital del país y cuya tauromaquia caló hondo entre la afición mexicana. ¡Hasta siempre, maestro!
