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Lucha por sobrevivir, sostiene

El ahuehuete “va por mal camino”, asegura especialista de la UNAM

Ramiro Ríos Gómez señala que el árbol debió ser aislado desde que fue trasplantado; lo trajeron demasiado grande y al cortar su sistema radical perdió agua y se deshidrató, acusa

El árbol luce seco desde hace varias semanas, como se aprecia en esta imagen de archivo.Foto: Eduardo Cabrera, La Razón
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El ahuehuete que fue plantado en Paseo de la Refoma en donde por muchos años estuvo una palmera “va por mal camino” y está “luchando por sobrevivir”, consideró Ramiro Ríos Gómez, biólogo de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

De acuerdo con el especialista, uno de los primeros problemas que enfrentó el ejemplar de 20 años de edad es que lo trajeron a la Ciudad de México desde Nuevo León “demasiado grande”, lo que implicaba que su sistema radical ya estaba muy extendido, por lo que al cortarlo para su trasplante, perdió agua.

“Tenía un sistema radical mucho más extenso para soportar el crecimiento del árbol y al tenerlo que cortar le retiraron mucho; sin embargo, le dejaron todas las hojas. Entonces el árbol estuvo transpirando, perdiendo agua, deshidratándose, porque el sistema radical que traía no era suficiente para abastecerlo. A toda planta que es extraída se le corta o daña parte de su sistema radical activo y debe balancearse proporcionalmente con el retiro de follaje”, explicó a La Razón.

El especialista indicó que si bien esto lo afectó al momento de su plantación, no significaba que no tuviera oportunidad de recuperarse, adaptarse a sus nuevas condiciones y reverdecer.

Sin embargo, mencionó que el constante acercamiento de las personas en parte del suelo donde está anclado el ahuehuete contribuye a la falta de intercambio gaseoso, lo que le ha impedido que su raíz respire de forma adecuada.

Tenía un sistema radical mucho más extenso para soportar el crecimiento del árbol y al tenerlo que cortar le retiraron mucho; sin embargo, le dejaron todas las hojas

Ramiro Ríos Gómez, Especialista de la UNAM

Por esto, Ríos Gómez consideró adecuada la decisión de las autoridades de colocar tapiales en los alrededores del árbol, aunque advirtió que se trata de una medida que se debió tomar desde su plantación, para evitar que sufriera afectaciones.

“El árbol está, digamos, luchando por sobrevivir. El arribo de las personas al suelo lo compacta y contribuye a que no haya intercambio gaseoso suficiente. Si no hay suficiente oxígeno en el suelo, por la compactación, la planta sigue estresada, entonces es buena alternativa el aislarlo, y quizá eso debió haber sido desde el inicio para evitar el acceso”, comentó.

Con la esperanza de que “no sea demasiado tarde” para el nuevo habitante verde de la capital, el especialista afirmó que aún hay solución, pues es posible “aflojar” el sistema radical del árbol, para que tenga la porosidad suficiente y aireación que le permitan mejorar sus condiciones.

Además, dijo, se deben fortalecer sus nutrientes, entre los que recomendó fósforo, un complemento alimenticio “que estimula la ramificación y elongación” del sistema radical de las plantas.

“Es decir, si queremos que la planta envíe sus reservas a la construcción de un nuevo sistema radical, promovámoslo, adicionando fósforo —en la concentración del agua— al suelo, durante el riego de la planta”, explicó.

Aunque la sequía que han caracterizado a la capital del país en los últimos años —lo que se suma a que ya viene la época de otoño— afecta las condiciones del árbol, reconoció el experto, consideró que el clima de la Ciudad de México “es más benigno” que el de su lugar de origen, ya que es más fresco y húmedo.

“Esta planta crece en sistemas húmedos y aquí teníamos la posibilidad de hacerlo sin ningún problema, y creo que eso sí se ha considerado y se ha hecho. Esta especie tiene plasticidad suficiente para que pueda sustentar su crecimiento en este clima”, aseveró.