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Herencia de Qin Shi Huang

50 años del hallazgo accidental del siglo XX

Los guerreros de terracota son un testimonio de la evolución de la estrategia militar y social china; el complejo arqueológico alberga más de 8 mil figuras

50 años del hallazgo accidental del siglo XX.Foto: Especial
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Cuando dos hermanos agricultores, una tarde de febrero de 1974, hallaron piezas de lo que parecían ser partes de esculturas con forma humana, no imaginaban que estaban ante uno de los grandes descubrimientos arqueológicos del siglo XX.

Debajo de sus pies estaba enterrado un enorme complejo de más de 30 mil metros cuadrados que contenía en su interior unos ocho mil guerreros de terracota de tamaño real, 520 estatuas de caballos, 130 carros de guerra y una innumerable cantidad de armas de bronce.

El complejo consta de tres fosas y el túmulo funerario del emperador chino Qin Shi Huang, quien cambió la historia de China al convertirla en un estado centralizado y burocratizado, está unificado con una escritura común. Concebidos como un ejército inmortal e invencible, los guerreros son testimonio de la evolución de la estrategia militar china y dan fe de la organización administrativa del estado y de cómo fue trasladada a la vida de ultratumba.

Muestra de ello es que “las formaciones de guerreros de terracota reflejan la organización de las unidades militares de China en el periodo de las primaveras y de los otoños, en el de los estados combatientes y, especialmente, en el de la dinastía Qin”, señaló uno de los arqueólogos encargados del sitio del complejo, Wu Zilin, en un artículo de la revista Museum de la Unesco, de 1985.

Así como las pirámides de los egipcios o el Taj Mahal de la India, mausoleo del emperador Shah Jahan y su esposa, muchas de las culturas del mundo le dan una importancia primordial a la muerte aún estando en vida y la China imperial no es la excepción. En la misma línea, Zilin explicó en su texto que “todos los emperadores feudales de la China dieron siempre gran importancia a la construcción de sus mausoleos, que consideraban símbolos de su poderío imperial”. Las dimensiones del sitio y su importancia en el desarrollo de la China antigua le dieron al complejo, en 1987, la categoría de Patrimonio Mundial por la Unesco.

Gráficos: Julio Loyola, Roberto Alvarado, Luisa Ortega y Armando Armenta.

50 años del hallazgo accidental del siglo XX