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BLATTA

BLATTAFoto: Especial
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-¿Otra vez soñaste lo mismo?-

Por unos instantes no supe quien me hablaba. Las sombras empezaban a desvanecerse ante el amanecer, uno esperaría que también sucediera con las brumas de mi cabeza pero no, de unos días para acá, cada vez me resultaba más difícil despejarme al despertar, como si algo tratara de jalarme al recurrente sueño que era diferente pero secuencial o, mejor dicho, demencial.

-¿Ya?-

-¡Ya!- Aún seguía difuso pero, al menos mi cerebro empezaba a aceptar que estaba en la realidad.

-Cada día te cuesta más trabajo. Tal vez deberías de buscar ayuda.-

-No, contigo basta. No me pidas que le cuente a todos que estoy atrapado en un mundo onírico.-

-No seas inmaduro, no les dirás que estás atrapado en un sueño pero, tampoco es normal que cada noche sueñes lo mismo y cada vez te cueste más despertar. Si te soy franco, me da escalofríos esta situación. Creo que deberías buscar ayuda profesional.-

-¿Si? ¿Cuál? Anda ¡dime!-

Guardó silencio, quizá era lo mejor pues cuando empezaba a alterarme no paraba, seguía insistiendo en el tema, tratando de imponer mi punto de vista, no escuchando, no debatiendo, ni siquiera discutiendo, imponiéndolo hasta que el de enfrente cedía, huía o, explotaba la violencia. Dio la media vuelta y se dirigió a la salida, mi primer instinto fue cerrarme y anteponer mi ego dejando que se fuera. No lo hice, estaba asustado, mas de lo que nunca hubiera estado .

-Detente, no era mi intención...- Quería decirle que moría de miedo pero, era demasiado para mi vapuleado ego por mi cuenta. Cerré la boca.

Se detuvo pero, no regresó, me miró con tristeza en los ojos y dijo sin resquicio para la negociación “Voy por ayuda” y salió por ella.

Baste decir que grité hasta enmudecer y vertí sobre su ausencia cuanto recordatorio de ascendencia pude. Lo más fácil sería cerrarles en el rostro la puerta y mandarlos a volar, era imposible que internaran obligarme, por ley, por justicia y porque era más grande que la mayoría.

El temor me paralizaba pero, en estos momentos no era precisamente lo que soñaba sino la fría tenaza en las entrañas de exhibir tus oscuros secretos, de quedar expuesto, de estar desprotegido, de quedar desnudo ante el escrutinio juzgador de un extraño. Además, sabía lo que me harían, me apartarían para “ayudarme” y me dejarían refundido hasta que de verdad me fundiera.

Conforme pasaba el tiempo empecé a sentir ataques de pánico, tenía que poner en orden mis ideas y presentarlas de una forma en que no pareciera que estaba trastornado. Quizá solo debía decir la verdad... si claro, como si alguien creyera el “no estoy loco, solo son sueños de una vida en la que estamos encerrados porque hay un virus que no mata a todos pero que tampoco sabes a quien sí y a quien no, así que mejor no sales” y claro, su respuesta será “por supuesto amigo, a ver dígame, y usted lo sueña desde arriba, desde abajo o desde un lado” y yo contestaré “No, es que yo soy quien lo está viviendo” “¿Cómo, está usted asustado de un virus?” Y ahí se va a acabar todo, hasta ahí llegará mi verdad pues cuando les diga que estoy soñando que soy un ser enorme pero frágil, que se sostiene en dos extremidades y que todo lo que le rodea es artificial, desde lo que lo cubre hasta en lo que se mueve o el lugar donde se resguarda, seguro que me encierran, no hay de otra. Si yo fuera el especialista también me encerraría, taponaría la salida y me olvidaría que encerré al tipo.

Caray, es que suena de locos pero, no tengo forma de explicarles como me hacen sentir esos sueños, casi como si fueran absolutamente reales, el poder que siento al despertar al saber que transformé todo en derredor mío a pesar de ser extremadamente débil y no obstante, en mi sueño, es perfectamente normal, todo debe transformarse para la hedonista búsqueda de la menor actividad. Como podría explicarles la pesadilla de sentir terror ante mis congéneres y luego verme agitando un cilindro y rociarlos con una especie de partículas tóxicas, la ironía de matar despreocupadamente con un “sprayazo” envasado mientras huyo de quien estornuda. Como explicarles que mientras sueño no me recuerdo, que al despertar recuerdo quien no soy pero, era... y me divido... y me pierdo.

Caray, mejor sería no especular, mi instinto me impele a huir y mi razón a quedarme, me froto el par de patas delanteras, mientras giro la cabeza para despejarme, las antenas están escuchándolos... corro hacia las sombras... puedo estar loco, puedo no sentirme uno más de la enorme nación Blattodea y perderme en las ensoñaciones de otros lugares, unos que se mueven bajo la luz del sol, que domaron el entorno y no solo se adaptaron. Quisiera tan solo poder explicarles... sé que no lo entenderán... aplasto mi cuerpo y corro exigiendo lo máximo de mis tres pares de patas, la ventaja es que podré perderme entre la inmensidad de mis hermanos, millones de cuerpos cafés moviéndose... no, no entiendo como las cucarachas somos el pico de la cadena evolutiva... donde quedaron esos seres llamados humanos... No estoy loco, sé que mis sueños... son reales.