Carlos Almada rescata del olvido al japonés Horiguchi Kumaichi

El diplomático Carlos Almada —se desempeñó como embajador de México en Portugal y Japón—, entrega Un samurái en la Revolución Mexicana (PRH/Debate, 2022): crónica documental que rescata del olvido al japonés Horiguchi Kumaichi, quien en la sangrienta Decena Trágica (acaecida entre el 9 y el 18 de febrero de 1913), juega un rol sumamente significativo en la salvación de la familia Madero.

Francisco I. Madero es traicionado por el general Victoriano Huerta y en la capital del país se presentan escenas cruentas, la digna actitud del entonces encargado de negocio de Japón en México es quizás un suceso poco conocido por los mexicanos: el diplomático nipón decide proteger, a riesgo de su integridad física, a los descendientes directos del depuesto presidente mexicano.

“Desde que conocí los hechos, me pareció una historia memorable donde se ponen de manifiesto los factores humanos que definen la amistad, afecto, sencillez y solidaridad. Horiguchi Kumaichi, su esposa y la comunidad nipona fueron  solidarios con la familia Madero; estaban en juego los derroteros de la naciente y frágil democracia mexicana. De verdad que son dignas y meritorias las acciones de Kumaichi en ese momento trascendental de la historia política de México”, comentó en entrevista con La Razón, Carlos Almada, quien ha sido tqambién profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

¿Acto heroico poco divulgado? El diplomático japonés recibió años después de su solidaridad los honores correspondientes por parte del gobierno mexicano, incluso fue condecorado con el Águila Azteca; después de 1935 su imagen y aporte a la vida nacional se fue olvidando, sólo queda una placa de honor en el Senado de la República. Kumaichi es protagonista de un despliegue de generosidad y valentía para proteger a esa familia que buscaban exterminar durante las jornadas más sangrientas que ha vivido la Ciudad de México.

¿Cómo fue el proceso de conformación del libro? Abordé fuentes primarias, archivos, conversaciones con integrantes de las dos familias, especialistas y, asimismo, una buena cantidad de referencias secundarias de los dos países. No sé hasta qué punto es un libro de historia, sólo pretendo rescatar un momento sustancial de la historia de México con los actos de un digno hijo de Japón. Dediqué siete años en recopilar toda la información respecto a Kumaichi, fue fundamental su diario personal en el que registra los aciagos momentos que vivía nuestro país a principios del siglo pasado.

¿Cómo llegó a sus manos ese documento? Fue localizado por casualidad en el Archivo Histórico de la Cancillería mexicana por una profesora del Instituto Mora, Graziella Altamirano Cozzi, quien lo da a conocer en 2007.

¿Empalme del ensayo, el documental, la narración y la crónica? Siempre busqué que el resultado fuera el de un libro de lectura expresiva, fluida y transparente sin caer en hagiografías, de ahí esos cruces narrativos y ensayísticos contiguos con la crónica y el reportaje.

¿Mirada cordial a las relaciones históricas entre Japón y México? Amistad de reciprocidad histórica. Fui embajador en Japón, puedo afirmar que a los japoneses y a los mexicanos nos une una gran simpatía sustentada en razones culturales, somos dos civilizaciones milenarias que se ven con respeto y apego. La gesta de Horiguchi Kumaichi, que no es un hecho aislado, reforzó los lazos de las relaciones entre los dos países.