Casa de furia, radiografía de la actual Colombia

Evelio Rosero (Bogotá, Colombia, 1958): autor de Los ejércitos (2007), Premio Tusquets Editores de Novela con traducciones a 14 idiomas y reconocimiento con el prestigiado Independent Foreign Fiction Prize en Inglaterra (2009). Narrador de culto que ha publicado 18 volúmenes entre los cuales destacan Juliana los mira, Los almuerzos, La carroza de Bolívar (Premio Nacional de Novela en Colombia), Toño Ciruelo y Plegaria por un papa envenenado, amén de Cuentos completos. “Importante y poderoso autor: suave en su voz y feroz en su impacto”, suscriben los comentaristas de The Times y de The Independent.

Casa de furia (Alfaguara, 2021): Evelio Rosero regresa con un sainete untado de tragicomedia el cual condensa una buena dosis de sarcasmo en la consumación de índices de una sociedad que vive en la consonancia de entusiasmos suscritos en las franjas del desastre. Nacho Caicedo, padre de seis hijas y exitoso magistrado, celebra aniversario de bodas. Pretexto para invitar a la familia, amigos y leales en lo que será una conmemoración pantagruélica de todo un día hasta el amanecer siguiente.

Convocar a tantos comensales trae consigo que, a medida de los aconteceres del tiempo hasta la noche ensombreciendo los espacios, se exalten los ánimos y afloren ambiciones, disimulos ocultos y resentimientos que van abriendo los resquicios de una tragedia escoltada por la muerte. Festejo, donde la confabulación y la zozobra —escoltadas por una estrepitosa música— protagonizan un idilio con lo maléfico.

“Esta novela está configurada por muchas historias del presente colombiano: el secuestro y la impunidad como dos hélices de una espiral sombría. En los espacios de la ficción los hechos emergen de forma extraña, cada personaje aparece con sus historias en los labios. Esta fábula nació durante el proceso creativo en el encuentro con inesperados abismos que exaltan recuerdos, referencias y evocaciones de los orígenes de nuestra violencia”, precisó en entrevista telefónica con La Razón desde Bogotá, Evelio Rosero.

¿Fiesta, alegoría de los males que aquejan a Colombia y a muchos países latinoamericanos? En esa casa, tanto los dueños como los invitados y hasta los enemigos que concurren son un reflejo de Colombia y asimismo, de países como México, por ejemplo. Hay una monstruosidad que todo lo cobija en diálogo con una apariencia candorosa y a la vez repugnante.

¿Uriela, alegoría de la esperanza en medio del caos? La protagonista, Uriela, el aliento y el juicio de la novela, se enfrenta a la ferocidad, a la enajenación que nace de cotejar esa misma violencia. El bien y el mal de nuevo enfrentados. En este caso la esperanza está sustentada en Uriela. Esperanza malograda como ocurre a diario en este país.

Viejos rencores y trances entre los invitados. ¿Cuál sería el conflicto catalizador del desastre? El odio, la hostilidad entre Nacho Caicedo y Nimio Cadena resguardada en el afán del desagravio y en la configuración de la venganza.

¿La violencia como un ‘convidado exclusivo’? Violencia calada en la vida del magistrado, quien es secuestrado por represalias políticas.

¿El secuestro, tema recurrente en sus novelas? Sí, esa gran angustia que nos acecha: el secuestro, está presente en mis novelas Mateo solo, Juliana los mira, Los ejércitos, Toño ciruelo y En el lejero. En Casa de furia se concentra esa temática de manera concluyente.

¿Su novela más personal? Me sumerjo en mi entorno familiar a través de esa casona de varios pisos con una galería. Algunos episodios familiares sustentan esta ficción. Aparecen parientes míos transformados. Los males de Colombia se incuban en la familia: en ese espacio repercuten las ocultaciones, se esconden depravaciones, se salvaguardan secretos y se dispensa el festejo por encima de las responsabilidades.