Muestran las posibilidades artísticas de los objetos

El Museo de la ciudad de Querétaro presenta Plenitud, un proyecto gestado por cinco artistas originarios de Israel, que busca hacer una reflexión, a través de distintas instalaciones, en torno a los diferentes objetos y materiales de uso cotidiano y los significados que generan al ser presentados fuera de su contexto.

La iniciativa está conformada por cinco muestras individuales concebidas por los artistas Tal Frank, Keren Anavy, Guy Aon, Nadav Weissman y Bat-Ami Rivlin, las cuales colocan un peso conceptual sobre las propiedades que se encuentran en la materia, mapeando una serie de “universalidades” a través de los conceptos de familiaridad y alienación, producto y material, paisaje e imagen, objeto y masa, y función e inutilidad.

“El museo es una plataforma repleta de historias; fue fundado hace más de 300 años y a lo largo de su existencia su espacio ha funcionado con distintos fines: como refugio, cárcel y hospital, entre otras cosas; sus paredes hablan y cuentan diversos relatos, lo cual para nosotros como israelíes es muy interesante y significativo”, comentó en entrevista con La Razón Tal Frank, quien también es una de las curadoras del proyecto.

“Cada uno de los proyectos tiene la misma idea: cómo los objetos estaban o quedaron en un espacio y cómo cambiaron la idea y lectura de éste. Son cinco exposiciones y cada uno de nosotros tiene una sala individual en la que pusimos una instalación, en la que, como creadores plásticos, hacemos una exploración de cómo trabajar los materiales”, agregó la artista.

En “Sala de intercambio cultural”, Keren Anavy presenta un conjunto de instalaciones multimedia creadas con materiales como ladrillos, conchas marinas y pergaminos, con las cuales pretende cuestionar los entornos, observar contextos más amplios, las conexiones entre Oriente y Occidente y restablecer el sentido entre lo artificial y lo natural. Por su parte, Nadav Weissman muestra en “Panorama plegable” países hechos con triplay, proyecciones digitales que simulan ambientes naturales y representan una introspección.

Guy Aon invita al espectador con “Herético” a pensar más allá de los límites de la foto convencional, a través de cuerpos desnudos cuyas partes son transmutados por la lente en objetos. Mientras tanto, Bat-Ami Rivlin utiliza en “En-Sito” decenas de llantas para presentar una instalación que explora la idea de función inmediata de dichos elementos producidos en masa y las posibilidades de sus materiales.

Finalmente, Tal Frank simula en “Absoluto” las hojas que caen de un árbol durante el otoño mediante cientos de raquetas de ping pong hechas a mano por ella misma.