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Animales fantásticos: Los Secretos de Dumbledore, un final agridulce

Aunque la propuesta visual sigue siendo seductora y llena de efectos especiales, adolece de fuerza narrativa; esta nueva entrega apela a la nostalgia; destaca la actuación del villano interpretado por Mads Mikkelsen, quien sustituyó Johnny Depp

Animales fantásticos: Los Secretos de Dumbledore, un final agridulceFoto: La Razón de México
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Animales fantásticos: los secretos de Dumbledore es uno de esos casos en el que el remedio casi resulta peor que la enfermedad, o dicho en términos del mundo mágico, se les pasa un poco la mano con el finite incantatem. En el afán de hacer la transición del concepto inicial que ya se había convertido en un lastre, y terminar de encaminarse hacia los momentos clave de la historia del universo de Harry Potter a los que ha venido apuntando —el cambio de manos de la Varita de Saúco, por ejemplo— se entrega una estructura clara en sus objetivos, pero endeble en el sustento y con un desarrollo disperso.

La historia sobre la relación y enfrentamiento entre Dumbledore y Grindelwald, quienes al igual que Charles Xavier y Magneto, fiel representación de Malcolm X y Martin Luther King, está en el umbral de una guerra entre dos fracciones sociales, lo cual se plantea como la línea central de la trama, nunca tiene el suficiente peso para ello en el filme.

Lo anterior debido a que el rol del futuro director de Hogwarts, con todo y su gran revelación, deciden mantenerlo a la distancia, maquinando un plan rebuscado basado en armar un equipo, que literal, dentro y fuera de la ficción, sólo habrá de servir como mera distracción. Y esto en favor de la innecesaria inclusión de Scamander y compañía, la cual no obedece a otra cosa que al hecho de que eran los protagonistas de esta saga spin-off, aunque ahora sólo sirven para dar pie a una serie de situaciones apenas entretenidas —como el juego con cierta maleta—, cuya resolución no sorprende y sólo evidencia su falta de sentido dentro del planteamiento.

Del mismo modo, la línea política y sus tibios apuntes críticos naufragan en lo anecdótico de las comparaciones históricas con la Segunda Guerra Mundial, ante la elaboración de un entorno que de convulso tiene muy poco, aunado a la indefinición de los candidatos a ser Jefe Supremo de la Confederación Internacional de Magos y sus seguidores, quienes prácticamente son mera escenografía. En contraparte, el villano gana en matices y profundidad, gracias a la interpretación del siempre interesante Mads Mikkelsen, quien ha sido bien dimensionado por su predecesor Johnny Depp, en esta nueva entrega saca provecho de las sutilezas a la hora de abordar el drama.

La propuesta visual de oscuras tonalidades sigue siendo seductora, proyectando un aire de sofisticada inquietud y magia, efectos especiales a la altura de su estatus de superproducción, y sobre todo, contando con el factor nostalgia que cumple con su cometido entregando momentos calculados que agradarán a los fans de la saga dirigida por David Yates. Algo que además se ve reforzado por el significativo regreso para el trabajo del guion de Steve Kloves, responsable del rubro en prácticamente toda la franquicia. Antes, en Animales Fantásticos, esta tarea sólo la había realizado la célebre escritora británica J.K. Rowling.

Animales Fantásticos: los secretos de Dumbledore, que hoy tiene su preestreno en México, aunque posee tales atractivos en su forma, es una vez más sólo una cauta transición, adolece de fuerza narrativa y se contenta con evitar el borde del abismo para cerrar aquellas líneas argumentales que cada vez importaban menos, y ahora sí encaminarse a esos aspectos que se han vuelto más trascendentales y han venido apuntando, pero que terminaban de explotar. Esta tercera entrega, para lo que anuncia su título original que han minimizado al máximo en todos los promocionales, es un final y basta.

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Animales fantásticos: Los Secretos de Dumbledore, un final agridulceGráfico: La Razón de México
Animales fantásticos: Los Secretos de Dumbledore, un final agridulceGráfico: La Razón de México