En México, a 17.6 millones de personas no les basta con contar con un empleo formal, ya que se encuentran en condición de pobreza crítica, lo que representa 30.5 por ciento de la población ocupada, señaló Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.
Al hacer un análisis de los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) presentados la semana pasada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) correspondiente al mes de diciembre del 2022, se destaca que de igual manera, 55 por ciento de las personas ocupadas, pero en la informalidad, es decir, 31.8 millones de mexicanos, no cuentan con seguridad social y mucho menos con ningún derecho laboral.
El organismo expuso que tanto los trabajos formales en condiciones críticas, como los de la informalidad, forman la base de una pirámide de la precariedad laboral que produce pobreza.
El coordinador de la organización, Rogelio Gómez Hermosillo, expuso que millones de personas que trabajan —incluso en trabajos formales— carecen de ingresos suficientes que les permitan superar el umbral de pobreza.
“Rescatamos y subrayamos el indicador de ‘condiciones críticas de la ocupación’ que reporta el Inegi para hacer un llamado de atención urgente sobre la precariedad laboral que produce pobreza”, subrayó Gómez Hermosillo.
Añadió que, lamentablemente, la precariedad se ha normalizado, y ya no llama la atención que haya millones de trabajos que sean fábricas de pobreza; “venimos a contradecir: no es normal, es inaceptable”.
Destacó que de acuerdo con el Inegi, la ocupación en “condiciones críticas” refiere, a quienes tienen un ingreso inferior a un salario mínimo; situación en la que actualmente se encuentran 11 millones de personas.
En dichas condiciones también se incluye a quienes trabajan jornadas excesivas, de más de 48 horas a la semana, pero que ganan menos de dos salarios mínimos y equivale a casi 6 millones de personas.
El resto son las personas que laboran “a medias”, es decir, menos de 35 horas a la semana, por razones del tipo de trabajo (razones de mercado de acuerdo al Inegi).
Gómez destacó que junto a ese conjunto de trabajadores en “condiciones críticas”, también están en precariedad quienes tienen trabajo informal y que son 31.8 millones de personas al cierre del 2022. Es decir, 55 por ciento, de los 58 millones de trabajadores que conforman la población ocupada.
El organismo destacó que la tasa de participación laboral remunerada de las mujeres es de 44.6 por ciento del total en edad de trabajar; similar a la de El Salvador (49 por ciento) y ligeramente mejor que la de Guatemala (42 por ciento).
No obstante, se encuentra por debajo de otros países, como Uruguay, con una tasa de participación laboral femenina de 68 por ciento; Bolivia, 66 por ciento; Brasil, con 62 por ciento; Colombia, con 61 por ciento; Panamá, 60 por ciento; Chile, 59 por ciento y Costa Rica, con 58 por ciento.