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Antonio Fernández Fernández

El desorden del discurso

ANTINOMIAS

Antonio Fernández Fernández
Por:

“El que sabe pensar pero no sabe expresar lo que piensa está al mismo nivel del que no sabe pensar”

Pericles

En pleno siglo XXI, cuando impera la inmediatez de la información y puede verificarse al instante, resulta que los políticos populistas es cuando más mienten sin ningún resquemor, pero cuando se les cuestiona señalan que tienen otros datos o que ésa es la pos-verdad, que es lo mismo que una mentira.

En 1970, Michel Foucault dictó la lección inaugural en el Colegio de Francia, que denominó “El orden del discurso”, en el cual desarrolló profundamente los motivos y la lógica que mueve a un discurso, así como la toma del control de la audiencia y sobre la importancia de seguir un ritual para que el discurso trascienda. En este último sentido es que las mañaneras, aún y con una desarticulación del discurso, son eficaces, marcan la agenda del día.

En el discurso existe latente una voluntad de poder, todo discurso revela el deseo de decir algo, de conquistar al otro, de vincularlo a la idea del discurso; sin embargo, el discurso no puede decirlo todo, siempre guarda cosas, hay temas que no puede tocar porque atentan contra el sentido del mismo discurso; el discurso no es sólo lo que se manifiesta sino también lo que encubre, el deseo oculto dentro del discurso, que será siempre el poder del discurso.

Cuando escuchamos las mañaneras de AMLO o leemos los tuits de Trump parecieran incongruentes con la realidad, pero ellos siguen un patrón, lo que parece un desorden no lo es, atrás de lo que dicen, hay una voluntad de poder que va avanzando, conquistando a sus escuchas; muchos pueden molestarse por la cantidad de datos falsos, pero eso es lo menos importante en el discurso, ya que el fondo es seguir llegando a sus seguidores y generando enemigos.

Foucault señala que el discurso a lo largo de la historia nos muestra no sólo una lucha de clases o un sistema de dominación, sino la razón misma por lo que se lucha, que es tener el poder de controlar el discurso, de adueñarse del mensaje, quien controla el discurso tiene el poder de controlar los tiempos de la política de un país, eso lo vivimos todos los días.

El peligro del discurso es su desgaste, puede dejar de ser efectivo cuando la sociedad ya no se reconoce en el discurso, un poco le ha sucedido a Trump después de cuatro años de desgastar su discurso, perdió casi todo su efecto; por eso señala Foucault que en ese momento se transforma en el discurso del loco, el que nadie escucha, ni hacen caso, donde el discurso ya no trasciende.

En México, con dos años del nuevo gobierno, pareciera que el discurso todavía no se desgasta, pero puede llegar el momento y al igual que con Trump se convierta en el discurso del loco y deje de tener sentido para sus seguidores. Ahora vivimos lo que Foucault llama el segundo texto del discurso, que es el comentario al discurso, aquí es donde el discurso de AMLO encuentra más rechazo, pero también es donde tiene su poder, pues con ello marca la agenda de los periódicos y donde siempre se hace presente; falta mucho para que deje de trascender, pero si no cambia de estrategia seguro llegará ese momento.