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Antonio Fernández Fernández

La reconstrucción pendiente después del terremoto

ANTINOMIAS

Antonio Fernández Fernández
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

“Es algo muy extraño, me refiero a los terremotos”

Haruki Murakami

La Ciudad de México parece estar condenada a sufrir constantes terremotos, y contra la probabilidad, incluso el mismo día, como ha sucedido en tres ocasiones el 19 de septiembre de 1985, 2017 y 2022; habiendo sido el que más desastres causó el de 1985, consecuencia de ello se realizó una reforma legal en cuestión de construcciones y en la declaración de ausencia y presunción de muerte.

Por su parte, el terremoto del 2017 produjo una Ley para la Reconstrucción, plan de reconstrucción y un fideicomiso para financiamiento de las personas que perdieron su vivienda.

En México, somos muy buenos para hacer leyes al vapor, y luego no cumplirlas, por ello pocos meses después del terremoto del 2017 se creó en diciembre del mismo año la Ley para la Reconstrucción, Recuperación y Transformación de la Ciudad de México, bajo el todavía gobierno de Miguel Ángel Mancera, la cual nunca se aplicó; tras el cambio de gobierno derogaron la Ley de Mancera y promulgaron una nueva Ley que se denominó Ley para la Reconstrucción Integral de la Ciudad de México, que en el papel está bien, pero que después de casi cuatro años no se ha podido aplicar plenamente.

La citada Ley, en la fracción primera de su artículo primero, señala que tiene por objeto garantizar el pleno ejercicio de los derechos de las personas que sufrieron alguna afectación a causa del sismo, lo cual desde luego no se ha cumplido; en la fracción segunda, se dice que se tiene que brindar certeza jurídica a las personas de las zonas afectadas, pero hasta el día de hoy muchos de los afectados no tienen claro cuándo se reconstruirá su vivienda, es decir no tienen certeza.

Por otra parte, la mencionada Ley establece en sus artículos veinte y veintiuno que el Gobierno de la CDMX creará un programa de ayuda para la asistencia a deudos de víctimas mortales del sismo, así como se garantizará el apoyo con el pago de la renta para las personas damnificadas desplazadas, y cuando la Coordinadora para la Reconstrucción declaró que han estado apoyando con dicho pago de la renta a los damnificados, muchos afectados han manifestado que eso no ha sucedido.

También se creó un fideicomiso para la reconstrucción, el cual se integraría con los recursos que destine el Gobierno de la CDMX y el Fondo para la Reconstrucción, Recuperación y Transformación de la Ciudad de México, y con los demás recursos del sector social y privado; sin embargo, dichos recursos no se han transparentado y el proceso de reconstrucción tiene un lento avance, y después de cuatro años del nuevo gobierno y cinco años después del terremoto, no se ha concluido con el proceso de reconstrucción, hay muchas leyes pero poca efectividad.

Como la mayoría de las veces, nuestros diferentes gobiernos han sido productivos en la promulgación de leyes, pero ineficaces en la aplicación de las mismas, lo cual nos lleva a no poder concluir la mayoría de los proyectos, y muchas veces el problema es que se torna en un compromiso político y no en planes serios de gobierno, es importante cambiar esta dinámica perversa, de muchas promesas y pocas obras, mientras tanto, hasta que el próximo terremoto nos alcance.