a

Antonio Michel Guardiola

¿Cómo le fue a AMLO con Biden y Trudeau?

ARISTAS

Antonio Michel Guardiola
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

En términos generales, la Cumbre de Líderes de América del Norte fue positiva. Joe Biden y Justin Trudeau asistieron y permanecieron un par de días en la Ciudad de México para sostener encuentros con el Presidente de México y diversos grupos de interés. No obstante, para determinar si fue exitosa hay que analizar lo que cada parte traía a la mesa y lo que pretendían llevarse. La coyuntura apunta a que el Gobierno mexicano podría haber sacado mucho más provecho, pues ahora tiene una carta más fuerte.

Washington logró que México cediera en recibir más migrantes y que cooperaran en intereses estadounidenses como el fentanilo y la lucha contra el crimen organizado —casualmente, días antes del arribo de Biden, Ovidio Guzmán fue detenido—. ¿Qué obtuvo México a cambio? Más allá del aterrizaje de Biden en el AIFA, el gran triunfo hubiera sido una obstaculización al panel de solución de controversias, que podría afectar a varias industrias mexicanas. Una semana después de la cumbre, no hay algún pronunciamiento al respecto.

El año fiscal 2022 de EU rompió récords en detenciones de personas migrantes en la frontera, con casi 2.4 millones. Las condiciones críticas que viven en sus países de origen, aunadas a las promesas que hizo Biden al inicio de su gestión, han catalizado los flujos migratorios. Biden se encuentra entre la espada y la pared: no ha cumplido sus promesas de campaña respecto de recibir a más migrantes e incluso ha replicado medidas de Trump, lo cual decepciona a quienes votaron por él, mientras que el aumento de inmigración ha enfurecido a quien no estaba de acuerdo con él.

México es aliado crucial, ya que podría ayudar a filtrar la cantidad de personas que llega a la frontera, al tiempo de recibir a quienes no pueden ingresar, como amortiguador de la crisis que enfrenta Washington. En ese sentido, México cuenta con una gran herramienta para negociar, particularmente en un tema que vislumbra repercusiones considerables para México: el proceso de consultas en torno al T-MEC.

La extensión de las consultas ha dado un respiro al comercio bilateral, pero eventualmente se determinará si es necesario establecer un panel. Al momento, EU y Canadá cuentan con los argumentos suficientes para obtener un dictamen a su favor en caso de llegar a esa instancia. Con ello podrían imponer aranceles o alguna otra represalia a sectores clave como el automotriz o la agroindustria, de los cuales dependen millones de empleos.

Las reuniones con empresarios, legisladores y grupos de interés fueron fructíferas. Son prueba de la unión y el dinamismo de América del Norte. Además, la Cumbre demostró que la relación trilateral trasciende gobiernos y administraciones. La interdependencia es tan profunda, que resistirá fricciones. Por lo mismo, México debe mirar hacia sus aliados para maximizar el beneficio al interior.

Las negociaciones del TLCAN dejaron fuera dos temas que dificultarían su concreción: Estados Unidos pidió no incluir la migración y, a cambio, México solicitó excluir el sector energético. Casi tres décadas después, EU usa la energía para presionar en el T-MEC; está en México entender que la migración se sostiene como moneda de cambio.