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Arturo Damm Arnal

De la autonomía (3/5)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

¿Cuál fue la inflación, de enero de 1970, cuando se empezó a recurrir de manera habitual al crédito primario del banco central al gobierno federal, a marzo de 1994, cuando se prohibió? ¿Cuál ha sido de entonces a la fecha?

La inflación promedio mensual entre enero de 1970 y marzo de 1994 fue 2.46 por ciento. En aquella época, la del crédito primario del banco central al gobierno federal, la menor inflación anual fue la de octubre de 1970, 4.05 por ciento. La mayor la de febrero de 1988, 179.73 por ciento.

La inflación promedio mensual entre abril de 1994 y agosto de 2023 fue 0.64 por ciento. En esta época, la de la prohibición del crédito primario del banco central al gobierno federal, la mayor inflación anual fue la de diciembre de 1995, 51.97 por ciento. La menor la de diciembre de 2015, 2.13 por ciento.

¿Por qué, si desde abril de 1994 está prohibido el crédito primario del banco central al gobierno federal, está prohibido que el gobierno federal obligue al banco central a producir dinero para que se lo entregue y lo gaste, lo cual desataría, como lo expliqué en el anterior Pesos y Contrapesos, el círculo vicioso de la inflación creciente, por qué, si tal práctica está prohibida, sigue habiendo inflación?

En primer lugar, tema que amerita una serie aparte de Pesos y Contrapesos, por el sistema de reserva fraccionaria que, como lo señalé en la primera parte de esta serie, hace posible que los bancos comerciales aumenten indebidamente, más allá de lo debido para preservar el poder adquisitivo del dinero, para mantener la estabilidad del índice de precios al consumidor, la cantidad de dinero que se intercambia en la economía, sin que aumente la producción física de dinero, lo cual parece imposible, pero no lo es.

En segundo lugar porque, como lo he señalado y criticado en muchas ocasiones en estos Pesos y Contrapesos, el Banco de México tiene meta de inflación, tres por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error, por lo que la máxima inflación aceptable es cuatro y la mínima dos, lo cual quiere decir que el banco central tiene que hacer, lo que tenga que hacer, para lograr inflación no menor al dos, no mayor al cuatro.

De las tres opciones con relación al poder adquisitivo del dinero —que se preserve, que se pierda, que se recupere— el Banco de México ha elegido la peor: que se pierda, elección que se explica, como ya lo he aclarado en otros Pesos y Contrapesos, por el temor a la deflación, que se evita permitiendo u ocasionando “un poco” de inflación, en nuestro caso entre el dos y el cuatro por ciento.

Entre enero de 1970 y marzo de 1994, cuando se practicaba el crédito primario del banco central al gobierno federal, la inflación promedio anual en México fue 29.52 por ciento. Desde que el Banco de México es autónomo, desde que está prohibido el crédito primario del banco central al gobierno federal, la inflación promedio anual ha sido 7.68 por ciento. Se ha logrado disminuir la inflación, pero no eliminarla.

El que el banco central sea autónomo, como sucede en México, es importante, sobre todo, cuando las finanzas del gobierno federal son deficitarias, como es el caso del gobierno de la 4T, porque se prohíbe el crédito primario del banco central al gobierno federal y, por lo tanto, una mayor inflación.

Continuará.