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Arturo Damm Arnal

Del consumo

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

La actividad económica se divide en seis actividades económicas, reunidas en dos grupos. El primero está compuesto por la producción, la oferta y la venta de bienes y servicios. El segundo por la demanda, la compra y el consumo de satisfactores. El primero es el de los medios, el segundo el de los fines: no se puede consumir lo que no se ha producido.

Para consumir (el fin), hay que producir (el medio). Dicho de manera coloquial: primero trabajar y luego comer. Por eso, quien no trabaja no come. Alguien (un asalariado), o algo (un robot), tiene que trabajar para que podamos consumir. No hay manera de darle la vuelta al trabajo, a la producción.

Se trata de seis actividades económicas distintas. Con relación al primer grupo, el de los medios, una cosa es producir un bien o servicio, otra es ofrecerlo a la venta, y otra más venderlo, lo que depende de que algún comprador lo compre. Con relación al segundo, el de los fines, una cosa es demandar un satisfactor, otra es comprarlo, lo que depende de que haya oferta y de que el oferente y el demandante se hayan llegado a un acuerdo en torno al precio, y otra más consumirlo, utilizar el bien o servicio para satisfacer una necesidad.

Se trata de seis actividades económicas distintas, que abarcan, desde la producción de bienes y servicios, hasta su consumo, siendo el consumo el fin y la producción el medio, por lo que ésta debe adaptarse a aquel, lo cual, al final de cuentas, sucede: las empresas sobreviven hasta que los consumidores quieren, para lo cual deben ofrecer la cantidad que los demandantes están dispuestos a comprar, con la calidad a la cual están dispuestos a hacerlo, y al precio que están dispuestos a pagar.

El reto de cualquier empresa, independientemente del bien o servicio que ofrezca, y al margen del grado de competencia que enfrente, es que el consumidor compre su producto, que quede satisfecho con su consumo, que lo vuelva a comprar y a consumir, y que se lo recomiende al vecino, porque no hay mejor publicidad que la que hace directamente el consumidor. Lo dicho: las empresas sobreviven hasta que los consumidores quieren, porque el consumo es la actividad económica terminal, la que le da sentido a todas las demás, desde la producción (primer paso) hasta la compra (penúltimo paso, antes del último, que es el consumo).

En México no tenemos, porque no puede calcularse, un indicador del consumo, es decir, del uso de satisfactores para satisfacer necesidades, pero contamos con el que se conoce como el Indicador Mensual del Consumo Privado, que en realidad es un indicador mensual de la compra de bienes y servicios, de parte de las familias residentes en el país, excluyendo la adquisición de bienes inmuebles y objetos lujosos, buena aproximación al comportamiento del consumo.

En términos anuales, comparando cada mes con el mismo mes del año anterior, entre enero y agosto de 2022, la compra de bienes y servicios creció, en promedio mensual, 6.95 por ciento. Un año después, entre enero y agosto pasados, dicho crecimiento fue menor, 4.31 por ciento.

En términos mensuales, comparando cada mes con el mes anterior, a lo largo de los ocho primeros meses de 2022, el crecimiento promedio mensual de la compra de bienes y servicios fue 0.35. A lo largo de los ocho primeros meses de 2023, un año después, fue mayor, 0.40 por ciento.